Utopía Del Amor TRANSgénico. Parte 1: Génesis del Miedo.



Ser mujer.

Nada fácil, ¿eh?

Ni hoy, ni nunca.

Ser transgénero, mucho menos.


Cuesta mucho subir, pero se sufre más al bajar. Siempre estuve en el top de mi vida. Los mejores amigos, las mejores experiencias, los novios que quise, las mejores fiestas; siempre me esforcé por ser mejor en todos los aspectos de mi vida y, aunque nunca fui perfecta, siempre lo pretendí.

Back in 2012

Me gradué de la Universidad en 2012, tenía muchos planes; después que la vida me llevo por rumbos lejanos y desconocidos, literal, y que sobreviví con creces a todo ello, me sentí capaz de comerme al mundo de un solo bocado; sí, soy una ambiciosa, siempre quiero más. Y aunque nunca he despegado los pies del suelo, mis aspiraciones son estratosféricas; tenía todo bien planeado y parecía que era cuestión de tiempo a corto plazo para lograrlo, pero no fue así.

Enfermé y, quien ha enfermado al grado de no ver salida, ni cura, sabe de lo que hablo. Pasé por médicos, especialistas, esperanzas falsas que me exiliaron a la depresión, escupida en mi cama, embutida entre mis cobijas y con la cartera vacía; añorando lo que fui y lo que quise ser. Lloré, lloré mucho y me frustré, me harté de todo y de todos; sólo deseaba estar ahí, entre mis dolores, mis pastillas y mis lágrimas. No tenía otro deseo más que ver pasar los días y esperar a que todo terminara; pero como dije: la luz al final del túnel no se veía venir.

Tejer fue mi terapia

Me hice desconfiada de la gente. Ni siquiera la sombra de aquellos que me rodearon en mis momentos de estabilidad se asomó a mi lecho aquellos días de necesidad, ni familiares, ni amigos. Pocos preguntaron y otros menos sí tuvieron tal bondad; pero al final estaba sola. 

Deseché amistades, conocidos, gente; deseché sueños, metas, deseos; deseché todo aquello que parecía bonito pero que no me servía, todo era un ornato sin sentido. Mi realidad era otra, ya no era ése futuro de éxito que todos me auguraban; era una vida difícil, incierta; yo que fui tan rosa, me volví gris.

Entre mis desechos estuvo el amor. No me sentía capaz, me sentía incompleta, herida. No me sentía yo. Esto era más fuerte que mi disforia, me veía al espejo y no veía ni siquiera un cuerpo, veía un ente perdido, con unos ojos saltones de incertidumbre, tristeza, nostalgia, hartazgo y desesperanza. ¿cómo podía enamorarme en ésa situación? Me descuidé, yo que siempre fui aliada del espejo, ahora eramos perfectos desconocidos, de hecho, nos odiábamos. 


El Sol Sale Para Mí.


Cuatro años han pasado y parece que el sol sale para mí. Encontré al médico indicado en la clínica indicada. Y sí que lo es. Hace poco tuve la primer consulta con mi psicóloga para abordar el tema de mi disforia; hablamos de mí, pues creo que para poder estabilizar todo en mi vida, necesito estabilizarme yo primero. Hicimos un esquema de metas a corto, mediano y largo plazo, 

¡de nuevo tengo metas que siento poder alcanzar!


Cada día que pasa me siento más cerca de ser quien soy...

Mientras hablábamos, me iba llenando de vitalidad, mi color rosa Barbie volvía a pintar mi vida; pero la noticia del año fue cuando me dijo que ahí me apoyarían con todo lo necesario para vivir como la mujer que siempre he sido, ¿pueden creerlo? Psicóloga, endocrinóloga, sexólogo ¡y hasta asesor legal para mi cambio de nombre e identidad legal! No brinqué de alegría en ése momento porque de verdad me contuve, seguro hubiera pegado un grito que se esucharía por todo el edificio y, además, mi planchado perfecto podría valer madres, ¡pero me hizo tan feliz! Luego volvió la incertidumbre cuando preguntó: ¿Y en el amor, cómo estamos? Mi procesador mental cayo en el ERROR 404. Tartamudeé pero mis ojos dijeron todo: No estaba nada bien; en realidad nunca lo ha estado. Y es que mucho tiene que ver mi disforia, me siento como la India María "ni de aquí, ni de allá". 

Físicamente no soy niña; así que los chicos heteros no me aceptarían, además que el estigma de la palabra << T R A N S >> parece que les gangrena los testículos después de echarles a perder el cerebro; por otro lado, no podría enamorarme de un gay porque, tarde o temprano, dejaré de ser físicamente un niño para entonces ser una niña y, la atracción podría terminar; por ese motivo, el tema del amor lo tengo en standby, así como estuvo mi TRH durante más de 4 años.

Salí brincoteando de gusto por la noticia que me dio mi psicóloga; en el bus iba soñando despierta, parecía que ya me veía físicamente como siempre he deseado ser; y, aunque el amor es un tema que de repente me tiene de bajón, puede estar así un tiempo más...


...pero nadie escapa de su destino y; aunque no estaba planeado, sentí mariposas otra vez. Aunque tengo miedo, mucho miedo.


[Continuará...]

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