Decidí cortar comunicación con
ManCandy, y no por mí, sino por él; lo decidí unas semanas atrás, justo aquel día
cuando, en el colegio, la Miss decidió que, al separarnos, tendría mejor control del grupo. Recuerdo
que ése día llegué al salón y me dijeron “este va a ser tu nuevo lugar”,
junto a la Miss, y él a un mar de distancia de mí; mis ojos se llenaron de
lágrimas porque todo el trabajo que hice de fortalecer la “amistad” entre él y
yo, se iba como el humo de un cigarrillo a la atmósfera, pues él estaba
indefenso como presa al acecho de aquellas niñas a las que él también les robaba
suspiros a diario. Como Cady Heron, me salí a encerrar al baño para llorar quedito,
con servilleta en mano para no correr mi delineado. Y aunque yo seguía
con la esperanza de que el hilo rojo no se rompiera entre los dos, mi intuición
hacía que mi razón se fortaleciera y me diera cuenta que, a él ya le molestaban mis atenciones. Me costó entenderlo pero, al final, lo fue asimilando y
superando.
La distancia fue tal que, los días fueron pasando al grado de ni siquiera saludarnos, éramos dos perfectos desconocidos que compartían un aula Cuando nos encontrábamos en los pasillos, yo sólo agachaba mi mirada, tapándome el rostro con el cabello para evitar que su mirada se cruzara con la mía, aunque el corazón se me quisiera salir del pecho; como aquel día que nuestros cuerpos chocaron como supernovas en colisión, pues yo iba saliendo del salón y él iba entrando al aula acompañado de un amigo, ambos íbamos viendo en direcciones diferentes; yo abrí la puerta, él dio un paso adentro y nuestros cuerpos chocaron, mientras mis manos se fueron a su pecho como en automático, entonces nuestras miradas se cruzaron y yo, entonces, lo aventé alejándolo de mí, él sonrió, pero yo no quería quedar como una tonta, así que le dije molesta “¿qué te pasa?”, y él mejor continuó su camino.
Esta semana nos asignaron nuevos
lugares y, aunque yo estoy en el mismo lugar junto a la Miss, él está apenas a
dos lugares de distancia mía; pero yo, dueña de mis emociones, decidí continuar
así, pues la verdad es que, cuando él habla con sus amigos acerca de cómo le
gustan las niñas, yo pierdo oportunidades a cada adjetivo mencionado, pues mi pinta de Boba Niña Nice no es algo que, a su descripción,
le haga mucho matching: yo soy
mimosa, cariñosa, creo que hasta empalagosa porque me gusta abrazar, tener un
contacto físico, doy detalles, dulces, regalitos, masajitos y, al parecer nada
de eso le agrada. Seguí con una línea pintada en el suelo, intraspasable;
ignorándolo cada que podía, aunque a sus espaldas, mis brazos quieren correr detrás de él y tomarlo por detrás para abrazarlo y decirle al oído, como
antes: “¡hola bebecito!”; pero todo queda
ahí, en simples miradas cuando él se da la vuelta, y nada más.
Esta semana, como cada inicio de
semana, consulté al Tarot Angelical y la carta del Loco me decía “deja que las
cosas sucedan, ve por la Vida sin esperar nada, y te sorprenderá”, y es
que ése instinto mío de querer tener todo bajo control, a veces me juega malos
momentos. Pero él… No sé qué onda con él, ¿Quién entiende a los hombres?, de
repente da chispazos de algo que no quiero malinterpretar pero, ése deseo repentino
de querer sentarse a comer en la misma mesa con mis amigas y yo, de tener la
iniciativa de volverme a hablar, saludarme como antes, compartir comida y
demás, perdón pero me saca de onda; y ya sé que puede ser cualquier cosa, pero
mi intuición no me deja en paz.
Siempre he sido yo quien trata de demostrar interés a través de regalos, detalles y demás ocurrencias que mi mente me ordena hacer en ése deseo frustrado de demostrar que me importa a través de mis acciones, aunque mis palabras no digan nada por ese temor arraigado de decir lo que siento, porque como dicen en mi pueblo “la burra no era arisca, la hicieron a palos”, pues en el pasado, cada vez que le dije a un niño que me gustaba, siempre salí perdiendo y llorando por la puerta de atrás.
Hoy llegué al colegio, como siempre en contra del reloj, mientras ManCandy se quitaba ésa chamarra de piel ¡que se le ve tan bien!, porque aún no prendían el aire acondicionado del salón; yo de reojo veía su espalda en mi nariz y entonces suspiré; él salió por un momento del salón sin dirigirme la palabra. Yo me acomodé en mi spot y comencé a buscar mi celular entre el mar de objetos revueltos que siempre traigo cargando dentro del bolso, es como parte de mí creer que siempre pierdo el móvil cuando no lo traigo en las manos, pero de repente su voz de hombre me hizo levantar la mirada al frente de mí:
-¡Hola
Mia!, ¿Quieres un café?-
Y yo, incrédula, fruncí la ceja como
preguntando con la mirada -¿Cómo…?-
-Sí,
es que fui a Krispy Creme a comprarme un café para acompañar el pastel que le
encargué a Paulette, y no sabía que hoy era 2x1 y pues, tengo un café extra que pensé
que tal vez te podría gustar…-
En ése momento, mi mente encendió esa alarma que me decía “a ti no te gusta el café”, pero el corazón reaccionó más rápido que la razón y, por instinto, tomó posesión de mis labios y ellos respondieron al mismo tiempo que mis ojos brillaron: “¡qué lindo eres, muchas gracias!”, mientras yo me derretía como nieve de limón tirada en el asfalto un día soleado de Abril; y entonces él salió del aula a prisa.
Ya sé, soy una ridícula pero, ¿a qué niña no le gusta saber que, al menos por un momento de las 24 horas del día, su crush pensó en ella?, yo no soy la excepción, bebés; y ya sé también que no debo emocionarme por cosas como esas, pero, insisto, es bonito saber que él te pensó. En un break salí corriendo a la cafetería por aquel café que, aunque cero que soy fan, por primera vez en la vida, un café me supo bien.
–¿Vas a
conservar el ticket?-, me preguntó el encargado del lugar, -¡obvio sí!-, respondí, como si aquel
barista supiera de lo que mis sentimientos hablaban. Llegue al depa a guardar
el ticket en mi cajita de recuerdos junto con el vasito que dice su nombre.
Ya sé que él es un idilio como de
adolescentes, que no soy su tipo, que la edad, que mi forma de ser, que esto, que
el otro… imposible; pero por eso escribo, por esas memorias que la vida me pone
en el camino como destellos de ilusiones que se los lleva el tiempo como un
sueño al despertar…
…pero que no quiero olvidar.
Soñar despierta y querer en silencio
es lo mío, lo más cerca que puedo estar de eso que muchos tienen y yo no, Amor.
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