After We Make Love - Capítulo 2: Dar Tiempo Al Tiempo

 



El fin de semana pasó como en blanco y negro. Ni Lai ni Paolo se mensajearon, nada. A pesar de que les urgía estar en contacto, parecía que todo se había quebrado aquella noche en que se vieron. Paolo estuvo acompañado todo el fin de semana por los nuevos amigos que había hecho en la fiesta de bienvenida, pero estaba disperso en un mar de preguntas alrededor de Lai y algo le decía que, aquella madrugada, todo se había fracturado.

 

A la semana siguiente, Paolo llegó temprano a la clase de IBM donde coincidía con Lai, pero él no estaba ahí. Entonces Paolo se sentó en una banca al fondo, solito, muy sacado de onda y con la cara mirando hacia el suelo. De repente, una voz que parecía salir de la nada, le hizo erizar la piel:

 

-You said you didn’t have the IBM book, right?-

 

Retumbó frente a la banca de Paolo esa voz profunda y jovial que era sólo de una persona especial: Lai; mientras dejaba caer un libro de aproximadamente 50 dólares sobre la banca. Entonces Paolo levantó la mirada para verlo ahí frente a él, con esa sonrisa de sol de siempre y como si nada hubiera pasado el fin de semana.

–w…w…what?!-

-There you are, pretty boy, the book you were needing; I got it from a book bazaar this weekend and you came up to my mind-

-How could…?-

-Oh nevermind, it’s a second-hand book but it’s almost new, so keep it…-

-Oh no, wait…-

-you’re getting off my last nerve, boy; shut up. But as a way to pay it off, I want you to come see me training after class, got it? Or you have a better plan?-

-Oh no, I mean, yes, I would love to see ya…-

-Great! Now shut up ‘cause class has already started-

 

No way. Si Paolo estaba sacado de onda, con esa conversación quedó peor. No sabía que había pasado, pero se quedó callado, sólo contemplando ése perfil asiático de galán de dorama, con sus ojos rasgados atentos a la clase, esos labios rojitos naturalmente ahí, inmóviles como ése sentimiento que le brotó la primera vez que lo vio, y esos brazos fuertes que le arrancaban suspiros a diestra y siniestra. Paolo se preguntaba qué pasaba dentro de esa cabecita asiática esclavizada por dos licenciaturas y un curso de chino, las tres al mismo tiempo; y que había hecho huir a ese cuerpecito aquella noche de su departamento.

 

Como despertando de un sueño dos horas después, Lai le tronaba los dedos a Paolo para sacarlo de un limbo emocional que le causó aquel caballero de fina estampa. “Hey, wake up, the class is over, we must go…”

–“oh, yeah, I’m sorry… it’s just that… nevermind… where to?”

– “are you alright?” preguntó Lai con duda…

– “Yeah, I’m just fine, don’t worry…”

– “ok then, so let’s go to the cafeteria so you eat something and then we move right to the soccer fields”

– “Sounds perfect”. Lai lo abrazó y se fueron juntos a la cafetería de la Universidad.

 

Ya en la cafetería, Lai pidió dos sándwiches y dos Pepsis; su caballerosidad lo hizo pagar por los dos y se fueron a una mesa, Lai cargando las charolas de los dos. Se sentaron y el caballero comenzó a hablar de tantas cosas a las que Paolo no puso atención alguna.

- Are you okay? –Preguntó Lai ahora ya preocupado…

- Yes, I am …ARE YOU? –Respondió Paolo pero ahora mirándolo a los ojos fijamente, retando a su mente y esperando una explicación. Continuó “…last night you just ran away from my place like if had done something against you and now you just came by like if nothing ever happened; can you tell me what’s going on?

- Lai tomó un respiro profundo y comenzó a tituvear “it’s like… all this is new for me and I just don’t know how to handle it”

- “what do you mean?”

- I’m talking about you and me, little boy…”

- “what’s wrong with us…?” preguntó Paolo, mientras acentuaba más su mirada esperando una respuesta con-cre-ta…

- Can we talk about this later? I’m late for my training, are you coming with me or not? –Paolo solo suspiró en desconcierto agitando su cabeza y respondió molesto “yeah, sure…” Lai solo se concretó a decir “I am as confused as you might be now, but I promise I will let you know whenever it’s the right time”. Entonces se levantaron de aquella mesa y se fueron a las canchas de la entrada del colegio.

En el trayecto hacia las canchas, alguien gritó a lo lejos “¡hola Paolo!” y entonces se detuvo incrédulo tal y como lo hacía en su infancia cuando jugaba Stop en la Primaria, alguien le había hablado en español y no era la voz de su amigo barcelonés Jorge quien era su compañero de paseo y rumba; entonces volteó, y no vio más que a una parejita coreana que lo saludaban a la distancia “Soy Andy, de tu clase de English Debate and Presentation, ella es mi novia So Joon” …así mismo se quedó Paolo, con la misma cara de extrañeza que pones en este momento que estás leyendo esto: un coreanito hablando perfecto español argentino. Lai se acercó a Paolo “who’s he?”, preguntó. “a friend from English Debate class… I guess” Paolo no lo reconoció hasta que Andy se acercó y le entregó unas hojas de la clase: “Mr. Richfield me dio estos papeles para que te los diera, estamos en el mismo equipo y tenemos que elaborar este tema para exponerlo a la clase en dos semanas” Pero Paolo interrumpió sorprendido:

- “¿hablas español?”

- “Sí, mis papás son coreanos pero emigraron a Argentina y yo nací y viví allá hasta los 12 años, que fue cuando nos regresamos a Corea”

Paolo estaba impresionado, le parecía sorprendente ver a un coreanito hablando perfecto español con acento argentino. Lai interrumpió –“I’m sorry Paolo but I’m late for my soccer training…”, entonces tomó al mexicano de la mano y lo jaló con él “oh yes, well Andy, thank you very much and I see you on Wednesday at class, we need to go now”; Andy volteó a ver la mano de Lai tomando la de Paolo, luego levantó la mirada a los ojos de Lai y entonces respondió “hmm… yeah, actually, we can walk you to the fields, So Joon and I are going to that direction” y se fueron los cuatro a prisa.

 

 

 

-Ok Paolo, you can sit by the field or at the bleachers, I’m going to the locker room and well, I’ll see you around.” – “yeah, sure, not a problem, I’ll be here”. Lai se fue, dejándolo solo en las canchas junto con Andy y So Joon.

 

Se sentaron en el pasto al margen de la cancha y Paolo, como para socializar más, lanzó una pregunta como para romper el hielo:

-¿Y cuánto llevan de novios?-

-Desde que nos descubrimos gay…- Respondió Andy.

En ése instante Paolo escupió el trago de soda que había dado gracias a esa respuesta tan concisa, directa y franca. Los coreanos rieron.

-¿Es en serio?-

-Sí, nosotros también somos gay…-

Era algo muy común que a Paolo se le notara el precio desde la Estación Espacial Internacional, pero nunca pensó que alguien con quien apenas unos minutos antes había comenzado a hablar, asumiera algo tan íntimo como su sexualidad; sobre todo en un lugar mucho más conservador que el Bajío mexicano.

-Ok va, yo si soy gay, digo es evidente pero no entendí lo que quisiste decir…-

-So Joon y yo somos gay-


Paolo abrió más los ojos hasta donde más pudo, con la cara de impresión idéntica como cuando Soraya Montenegro descubrió a Nandito besando a la Maldita Lisiada, y sin palabra alguna. Andy continuó:

-“Mira, Corea del Sur no es tan abierto como el mundo occidental, donde ser gay no es demasiado problema; So Joon y yo aparentamos ser novios ante nuestros amigos, nuestra familia, ante la sociedad en general; pero ambos sabemos lo que somos y entre nosotros nos protegemos”- So Joon sonrió en complicidad. –“desde la primera vez que te vi en English Debate and Presentation, intuí que tú también eras gay; pero cuando terminas tus clases y te ves en las jardineras con tu amigo, pude confirmarlo; la forma en que lo miras a los ojos es inconfundible y yo no creo que le seas indiferente a él, hace un rato con la forma de tomarte de la mano fue, para mí, un acto de protección de algo más que amigos. El consejo que te doy es que le tengas paciencia, si mis sospechas son ciertas, sólo dale su espacio, él lo dirá cuando se sienta seguro; así que no lo cuestiones, déjalo ser, hazle sentir que merece toda tu confianza y verás que más temprano que tarde te lo dirá”-

Paolo no dijo ninguna palabra, los chicos simplemente se levantaron, se despidieron y se fueron hacia la salida del colegio. Paolo se quedó en un limbo, pensando y repensando aquello que Andy le comentó, entonces concluyó “eso haré. Daré tiempo al tiempo”, mientras veía a Lai patear el balón con esas piernitas bien torneadas, como de caballo pura sangre; hasta que se oyó un balonazo justo al lado de él…

-¡Wey, no mames, mi soda!- Gritó encabronado el mexicanito aquel, sacando toda la patria guardada por dentro…

Pero Lai, entre con preocupación y aguantándose la risa burlona, le gritó –are you okay?-

-Yes, I am! I’m getting another soda, I’m back in a minute- respondió Paolo con una sonrisa sarcástica mientras se levantaba del pasto; entonces gritó en español “¡pinches culeros!”

-What??- se oyó desde la cancha, entre risas de los jugadores…

-I’m saying “I’m back in a minute…”- y murmuró entre dientes…

“…cabrones”.

 

Cuando Paolo llegó a la vending machine más cercana, se encontró con sus amigas Alexa y Lien, alemana y belga, respectivamente; ahí ellas invitaron a Paolo a un restaurante de comida coreana tradicional que estaba a una cuadra de la Universidad…

-So see you at the cafeteria in front of the U, so we move together to the place; we’re gonna meet some French guys and Mexicans too…-

-Oh, you mean THE Mexican girls that caused trouble at the queen Mary bar?-

-yeah, I know, but the French guys invited them…-

-well, not a problem; as long as we’re together, we’ll have fun anyway-

-so, meet you there, right?-

-of course, my girls, let’s have fun!-

Y se fueron las chicas, muy sonrientes. Paolo sacó su soda y se dirigió rumbo a las canchas. En el trayecto, Paolo se encontró a Lai:

-Hey boy, I’ve been looking for you all around, where have you been?-

-Oh, I went to the vending machine right just down the Principal’s building…-

-Let’s go, I’ll take you home…-

Y se fueron juntos riéndose del oso de Paolo y el balonazo.

 


Cuando llegaron frente a la casa de Paolo, Lai tomó la palabra:

-Would you come with me to have some beers tonight?-

Paolo se quedó pensando un momento y respondió tituveando –oh, I have a meeting with some Friends tonight, we’re gonna go out to a restaurant near the U, but you can join us, for sure-

-oh no, nevermind; actually, I need to go to my parents’ tomorrow morning, so I really can’t go out tonight, I need to rest well…-

-Are you sure?-

-Yeah, don’t worry…-

-I’m sorry…-

-oh no, it’s alright, you have fun… I’ll see you next week- y Lai caminó a su casa. Paolo se quedó con el presentimiento de que Lai quería un tiempo para ellos dos, nada más; pero ninguno se dio el tiempo de hablar. Paolo hubiera cancelado en ese momento la cita con sus amigas que, además saldrían con unas mexicanas que él no toleraba, pero Lai no quiso insistir.


Entonces Paolo recordó su conclusión de aquella tarde: dar tiempo al tiempo; y entró a su casa.

 


Aquel fin de semana para Paolo fue una locura. Todo comenzó en un pequeño restaurante con comedores tradicionales coreanos, de esos donde te quitas los zapatos para entrar, te acomodas de rodillas y comes de una olla enorme donde todos meten su cuchara, o más bien, sus palillos; pero ya que el soju hizo su efecto después de cenar, los ánimos subieron y se fueron a un antro en Myeong-dong para después terminar en los antros gay de Itaewon, bailando las coreografías de Orange Caramel, T-Ara y el riguroso Gangnam Style, que en aquellos años era prácticamente el himno pop de Corea del Sur; al salir el sol, siguieron en un bar cerca de Pulse ahí mismo en Itaewon, pidiendo karaoke en español. Salieron de ahí al medio día.

 

Paolo llegó todavía tipsy a Dongdaemun-gu, donde vivía; salió de HUFS Station, pasó a Subway por un emparedado grande de meatballs y pepinillos, una soda enorme y se fue a su casa. No dio mordida alguna a su emparedado porque nada más sintió cama y cayó rendido.

 


Alrededor de las 6 de la tarde, el sonido de su celular lo despertó. Paolo desbloqueó el teléfono y tenía 3 mensajes. El más nuevo era de Jorge que lo invitaba a cenar, después un mensaje desde México, era Alejandro quien le mandó unas fotos de él con sus amigos en un bar diciéndole que lo extrañaba; Paolo sonrió y suspiró. El último mensaje era de Lai, quien le escribió:

 

-Missing you,

...I wish you were here-



Continúa: Capítulo 3: I Love You


CONVERSATION

0 Opiniones:

Back
to top