El año está a dos semanas de finalizar y yo no podía despedir el año sin armarla de pedo, pero con causa, como debe de ser; lo siento, soy mujer.
Hace unas semanas, un ATM de Banco Santander, “mi banco”, se tragó mi tarjeta así, cashi shin querer, sin siquiera haber un motivo. Jamás me había pasado, así que llamé por teléfono lo más rápido posible para bloquearla y, “solucionando” mi problema, el personal me dijo que tenía que comprar otro plástico; sí, desembolsar 75 MXN más I.V.A. para enmendar un error de ellos. Acepté, pues los que me conocen saben que tengo mi e-store y en diciembre es cuando tengo más trabajo, por lo tanto necesito tener mi cuenta trabajando al cien para recibir depósitos y pagar proveedores; además que se me ocurrió la idea, por aquellos días, de entrarle a las importaciones y tuve que detener esos planes ya que no había manera de comprar, pues mi cuenta debía ser congelada hasta recuperar el nuevo plástico.
Hoy, viernes 16 de diciembre de éste agonizante 2016, asistí a la sucursal de Tula de Allende a recoger mi plástico, pues aunque mi cuenta la abrí en Pachuca, les pedí enfáticamente que la enviaran a Tula, pues yo ya no radico en Pachuca; por teléfono me aseguraron que así lo harían, pero hoy que fui, no fue así; el ejecutivo me dijo que mi tarjetita (que ya había pagado) estaba pasando unas felices vacaciones en el frío de Pachuca…
¡Bonita Chingadera!
Después de que le insistí al ejecutivo que corroborara otra vez, era cierto, no tenían mi tarjeta. Ya me conocen, hice mi berrinche. Le comenté al ejecutivo que yo había insistídoles que mi tarjeta era requerida en Tula, no en Pachuca; además que no es la primera vez que pido un plástico en una sucursal que no es la de apertura; hace 2 años tuve que renovar mi plástico y, sin problemas, me la enviaron a Tula; esta vez no sé qué mosco les picó pero no llegó.
La alegadera siguió. El ejecutivo terminó por decirme que tenía dos opciones: cancelar la tarjeta en Pachuca y pedir otra para Tula, lo que implicaría el pago del nuevo plástico que enviarían al banco en cuestión y esperarme otras dos semanas sin poder usar mi cuenta; la otra era menos alentadora, consistía en comprar un plástico express en ése momento para que mi cuenta quedara activa, y pedir mi tarjeta personalizada a Tula, obviamente, ambas tarjetas con costo. En pocas palabras: desembolsar el costo de una o dos tarjetas en ése momento por errores de ellos. Estúpidamente absurdo.
Me negué rotundamente, ¡no es posible que el cliente tenga que caer con costos por errores de ellos! A lo que el ejecutivo, viéndome cómo estaba a dos de enterrarle el tacón en la jeta, me comunicó con Servicio Al Cliente para quejarme con ellos y pedirles que ellos pagaran por sus estupideces. Finalmente me dieron una tarjeta express sin costo, aunque el plástico nuevo que enviarán a Tula de Allende lo tendré que pagar yo.
Llevo casi 10 años de estar con Santander y nunca tuve algún problema, ya pasé por las ineptitudes de bancos lentos y obsoletos como #Banamex y #Bancomer, por los robos “espontáneos” de #HSBC y los costos excesivos e innecesarios de #Banorte y no había tenido mayor problema con Santander, pero hoy desafiaron mi paciencia.
No, no pienso cambiar de banco; creo que no hay una mejor opción en este mar de bancos de tercera, pero sólo espero que mi queja trascienda más allá de una llamada telefónica y pongan atención a su servicio que, hoy me demostró, que está decayendo como el de los demás bancos.
Finalmente, me doy cuenta que, lo bueno de vivir en un pueblo es que, al menos el viaje de regreso a casa, pasando por esos valles a las faldas del Cerro del Xicuco, son un excelente relajante.
Les comparto unas fotitos.
Love,
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