10:45 p.m. -Hey Paolo,
I know it’s a little late to ask you out
but…
Can you come out? I’m just right
in front of your house.-
Esa semana Lai no había asistido a la
clase de IBM. A Paolo le pareció súper extraño porque Lai siempre fue muy
responsable con sus obligaciones escolares. Saliendo de clase, Paolo le llamó y
le mandó mensajes pero Lai nunca contestó. Salió corriendo del Instituto y lo
buscó en la Biblioteca, en la cafetería y hasta en las canchas pero sin éxito
alguno. Lai no había asistido a la Universidad en lo absoluto. Paolo no tenía a
nadie a quién preguntarle por él, así que se fue a casa preocupado más por el
coreanito de 1.85 que por el paper
que tenía que terminar para ése jueves.
En la tarde, Paolo salió a comprar comida como pretexto a los restaurantes afuera de Hoegi Station, que era el lugar por donde él sabía que Lai vivía. Se llevó su comida a pasear por las calles y callejones de la zona, esperando ver ésa carita sonriente de ojitos rasgados que le fascinaba, y aunque los ojos rasgados estaban en todas las personas, la sonrisa de sol sólo la tenía un sólo chico, pero no lo encontró en ninguna parte. Con la comida fría, los pies cansados y los sneakers de botita polveados, Paolo llegó hasta su departamento y se dispuso a comer y redactar al mismo tiempo. “Paolo, focus…”, se decía a sí mismo para animar a su mente a teclear letras y terminar aquel paper de una sola vez.
Apenas Paolo leyó el mensaje, salió corriendo a su balcón y ahí lo vió; con esa playera Polo azul que llevaba con el cuello levantado como si fuera corredor de autos clandestino; jeans y chamarra de piel. Paoló sonrió, lo saludó con la mano y bajó corriendo como quinceañera al chambelán más guapo de la colonia.
-Let’s go have some beers, pretty boy…- Dijo Lai con una sonrisa fingida, Como si
intentara ocultar alguna preocupación.
-Oh Lai, I have so much home… work… to…-
Pero Lai lo interrumpió; -Oh no
please, Paolo; don’t tell me no, not tonight, I need to talk to you…-
Paolo vio los ojos de Lai y no se pudo
negar; era claro que Lai traía una carga pesada en el alma y Paolo no lo iba a
dejar solo –Oh don’t worry, you know I’ll
always be for you… just let me grab a jacket and we’re gone-.
Llegaron a un bar en el sótano de un
edificio, a cuadra y media de la Universidad, de camino hacia la HUFS Station. El bar era muy acogedor,
decorado todo en madera, con luces tenues que daban un aspecto jovial y bohemio
a la vez. Lai dirigió a Paolo hasta una mesa algo lejos de la pantalla donde se
transmitía un partido de fútbol, pues buscaba poder hablar de verdad; así que
el lugar menos ruidoso fue el elegido. Las mesas en el bar tenían un pequeño
hueco donde iban unas canastillas que tomabas para entonces dirigirte a los
refrigeradores que estaban llenas de cervezas de todo el mundo; así que Lai
escogió cervezas locales para Paolo, y éste tomó cervezas mexicanas para
mostrarle a Lai.
Ya de regreso a su mesa, pidieron
hamburguesas y papas para acompañar las cervezas, y aunque la cenita estaba muy
rica, la charla está muy insípida; platicaban de todo y de nada a la vez, Lai divagaba
mucho hasta que después de unas cervezas, Paolo lanzó la pregunta correcta en
el momento correcto:
-And then, what do you want to
tell me about?-
-It’s so difficult for me to say it but…-, Lai suspiró y continuó; -have you ever felt like you’re not yourself? …like, everything you do
is just what people want you to do, but not what you actually want to do with
your life…?- Lai se ponía las manos en la cabeza con desesperación, mientras Paolo
lo veía fijamente con una mirada de humanidad y ternura, como queriéndolo
abrazar en ése momento y recargar la cabeza de Lai contra su pecho, que en ése
momento olía a One Million de Paco Rabanne. Paolo suspiró también y respondió: -oh,
tell me about it, all my life has been an issue, until the day I decided to be
myself and live my life in my own way. I guess most of the people don’t know
where to go, what to do, but I guess that’s part of growing up: finding your
own way, a way that makes you happy”-
Pero Lai siguió interrogando; -and
what about your feelings? What about those feelings inside that people keep on
judging wrong? Those that you have to hide within because they are just simply
“wrong” and no-one can say a thing against that rule, yet they simply want to
flow away naturally…?- Y como para no perder la bonita costumbre de
Paolo de ahogarse con todo, al momento de escuchar esa pregunta, una papa
particularmente larga y gruesa se le atoró en el cogote; haciéndolo toser como
viejita con pulmonía, pero su habilidad para el chisme era mayor, así que le
dio un trago más a su cerveza y preguntó ingenuamente:
-What do you mean?-
-What I mean is…-
…Y ahí quedó. Lai no terminó la frase
porque en ése momento se acercó al mesero a pedirles que pagaran su cuenta
porque ya era la media noche y entre semana cerraban temprano. Paolo se quedó
como en promocional de Interlingua, con la cara de What?. Lai se limitó a levantarse, dirigirse a la caja tomando
a Paolo de la mano y pagar con la tarjeta de crédito que su padre había puesto
a su servicio para el sacrificado estudiante. Después salieron del bar, aun
sosteniendo la mano de Paolo, como queriendo salir huyendo.
-So… what were you gonna say…?- Preguntó Paolo, con la curiosidad de un niño
de 5 años que está descubriendo el mundo. –I’ll
tell you later, but just come with me…- y caminaron por esas calles de
Seúl, sobre Imun-ro, y dieron vuelta
en Hoegi-dong, para subir colina
arriba y seguir caminando. La distancia no era poca pero ni los pies ni los
sneakers de Paolo lo sentían, era más la curiosidad de Paolo en escuchar lo que
Lai guardaba con recelo, que el cansancio de subir una colina.
Después de caminar y caminar, Seúl ya había quedado atrás, caminaban a la orilla de la avenida pero el bullicio de la ciudad y sus brillantes luces nocturnas ya no los acompañaban más, ahora eran sólo los destellos de las luces de los autos que pasaban interminablemente. Paolo interrumpió la charla sin sentido de Lai:
–Where are we going?-
-Somewhere else…- Respondió Lai;
Pero Paolo respondió desconcertado: -but
we’re out of the city, I mean…-;
-Once you said you trust in me, right?- Dijo Lai mirando al mexicano directamente a
los ojos;
-Yes…-
-So come on, take my hand…-
…Y Lai estiró la mano. Paolo suspiró,
puso su mano en la palma abierta de Lai y ambos sonrieron.
Lai llevó a Paolo todo el tiempo de la
mano por un callejón oscuro, perdidos entre el bosque; llegaron hasta una malla
de acero que brincaron para entrar a un fraccionamiento privado mientras Paolo
preguntaba –is this even legal?- Lai sólo sonrió y dijo –shut up and follow my lead, boy!-. Caminaban como si fueran residentes
del lugar, para luego subir a una de las torres habitacionales hasta la azotea
y, antes de poner un pie en el techo, Lai le pidió a Paolo que se detuviera y cerrara
los ojos mientras ponía música en su celular, en seguida tomó a Paolo por la
espalda y le cubrió los ojos, -please,
don’t cheat-; y lo dirigió por el lugar, para luego sentarse en el suelo con
Paolo enfrente de él y acomodarlo entre sus piernas, quien aún le cubría los
ojos por la espalda; entonces el coreanito quitó las manos de los ojos de Paolo
y le susurró al oído: -This is a personal
present for you, pretty boy…-
-Wow!
this is amazing!-
Desde lo alto de aquella torre, en un
fraccionamiento en lo alto de una colina, Paolo miraba fascinado el mar de
luces de Seúl, donde jamás se imaginó estar, al otro lado del mundo. Lai abrazó
a Paolo por el abdomen, pegó sus mejillas con las de Paolo y dijo:
-this is the place where I love to be whenever I want to have a time
with myself, even before these buildings were here because they are new; I
enjoy the view, it brings me calm, it makes me think; it’s kinda weird that by
looking at a noisy city from the heights of a hill, in the middle of the woods,
it brings me peace, it takes me back to myself…-; Paolo lo volteó a ver a los
ojos y le preguntó confundido:
-why did you take me here…-
-I
like you, boy…-, dijo Lai, mirándolo a los ojos, con una expresión de calma, como
si se hubiera quitado de encima un gran peso de inseguridades, pero al mismo
tiempo con unos ojos de miedo, como si se estuviera aventando en una caída
libre desde la azotea de aquel edificio, sin saber cómo iba a terminar; Lai
continuó, -…I like you in a way that is
not allowed for me, nor you… Since the very moment I met you, I felt this connection,
I felt like wanting to hug you and protect you in every way a man could do; I like
the way you are, the way you speak, the way you look at me, the way you talk to me,
the color of your skin… every single time I see you, it’s like if something inside
of me wanted to take me right in front of you, be face to face and then wanted
to… wanted to…-
…Y Paolo lo besó.
Según la Kabbalah, cuando la vida te
pone pruebas en el camino y los humanos las superan y aprenden de ellas, Dios
te envía un regalo Divino como recompensa de lo bien que lo has hecho: una Alma
Gemela. Y ni para Dios, el Universo o el Amor hay obstáculos; el Amor vence las
barreras de los estigmas de la sociedad, del idioma, o de la distancia. El Amor
es Amor, y el Amor siempre gana.
Ahí estaba Paolo, besando esos labios
de cereza al otro lado del mundo, abrazados, en las alturas, a la luz de la
luna y con las luces de la ciudad a sus pies, como si flotaran sobre las
estrellas. Lai sin duda era un regalo de Dios después de un karma abandonado en
México llamado Alejandro.
Mientras el beso sucedía, en el
celular de Lai sonaba la canción de I Love You, de 2NE1; canción que quedaría
en la memoria de Paolo para siempre, recordándole aquel primer beso.
-When you feel like there’s no way out…
Love is the only way.-
2NE1 – I Love You
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