Las Luces del Llano Verde




¿Tú crees que haya vida en otro planeta?

Preguntaba César a su primo mientras pasaban la noche acostados en la banqueta de aquella calle que, por las tardes era propiedad de los niños de la cuadra; ahí salían a jugar a cualquier cosa, mientras otras veces era el punto de reunión para simplemente charlar mientras el sol se ocultaba.

En aquellos días el pueblo era más pueblo y escasamente a una cuadra de distancia de la avenida principal estaba "El Llanito", que aún es una extensión de tierra enorme junto al corazón urbano y que aún no ha sido absorbido en su totalidad por la mancha urbana que se extiende a pasos agigantados.

Precisamente fue en aquellos días a mediados de los noventa, cuando Canal 5 monopolizaba el animé y Caritele ya era Canal 13; en el que César, junto con amigos y vecinos, vivieron algo fuera de este mundo, literal.

Era una tarde de verano cuando el calor está insoportable y no hayas un lugar donde pasarla mejor más que debajo de la sombra de un bendito y frondoso árbol. Doña Lucy es una señora que vendía tortillas de comal y vive frente al Llanito, aquella tarde cuando el calor iba bajando, salió de su casa junto con su familia para sentarse a la sombra de un árbol frondoso que tenía en la entrada de su casa; de repente vió como se levantó una polvareda por la calle de terracería, y distinguió que era un grupo de niños que iban corriendo con balón en mano hacia el Llanito para jugar fútbol; eran César y sus vecinos.

En aquellos días la calle del Llanito no estaba pavimentada y era el lugar perfecto para que los niños pudieran jugar sin problema, ya que por ende, la calle no era transitada como ahora. Así que entonces, alguien pateó el balón y comenzó la cascarita, mientras los vecinos los veían y descansaban a la sombra de ese frondoso árbol. Todo iba muy bien como cualquier tarde de provincia, pero todo cambió cuando alguien voló el balón hacia un maizal que era parte de las huertas que tenía el Llanito.

"Quien la vuela, va por ella" - Dijeron.

Y el chamaquito caminó hacia la milpa, era precisamente esos últimos minutos de la luz del día, pero el juego debía seguir. No había pasado ni un minuto siquiera que el balón se había perdido en el maizal, cuando de repente, el niño que iba a entrar a la milpa, gritó sorprendido señalando hacia el Llano:

¡¡¡Miren!!!

Y entonces aquella tarde amena se fue junto con los últimos rayos del sol y vino la oscuridad del miedo y la incertidumbre. De entre el maíz, se levantaron cinco luces del tamaño de un balón, de color anaranjado como el fuego que parecían haber salido de entre la tierra para entonces elevarse a una altura de un metro y medio, para luego comenzar a girar, como danzando entre el maíz pero sin tocarlo siquiera; entonces los niños, asombrados, corrieron hacia la casa de Doña Lucy, gritando de asombro buscando resguardo; no era para menos el susto, estaban presenciando algo que no tiene una explicación lógica, al menos no de este mundo. Los adultos se unieron a los niños en ese miedo colectivo y entraron al portón de Doña Lucy, pero apenas se sintieron un poco seguros, voltearon hacia atrás con la misma curiosidad con la que los gatos se adentran en la oscuridad de la noche.

¡Miren de nuevo!

El Llano estaba iluminado por esas luces danzantes intensas que, de repente se elevaron al cielo y desaparecieron entre la noche que ya los había alcanzado.

En ese llano se cuentan varias historias como esas, entre luces que parecen algo fuera de este mundo, lamentos dolorosos, inertes que salen de la nada, entre las 12 de la noche y las tres de la mañana y que se pasean entre los sembradíos cuando el agua corre entre las milpas; han visto brumas que salen del llano y atraviesan tres cuadras para perderse en la entrada del Panteón Municipal e incluso hubo quien juraba haber sido abducido por extraterrestres, quienes le revelaron cómo iba a morir, con salto y seña y, lo crean o no, casi 7 años después murió de la misma manera que él siempre relató.

Aquella noche César y sus amigos se olvidaron de balón y corrieron a sus casas a contar lo que habían vivido, no sólo un niño, sino prácticamente una cuadra completa que, como todas la tardes disfrutaba de una tarde en la calle; así que no fue chisme, varias personas lo vivieron y lo temieron.

El Llano siempre ha sido referencia de situaciones paranormales y, a pesar de que la calle de Doña Lucy ya fue absorbida por la urbanidad y que donde estaba aquel campo donde salían luces de los huertos ya es parte del Colegio Allende, los vecinos, hasta el día de hoy siguen interrumpiendo sus sueños porque en algún momento después de la media noche, algún suceso sobrenatural los despierta.

CONVERSATION

2 Opiniones:

Gael dijo...

Mia Karenina, dos cosas :
- Tu capacidad de escribir y describir en grandiosa y fascinante.
- Esta Historia es Real ? donde fué ?si es así

Me encanta tu Blog !!

Mia Karenina Azcárraga Prada dijo...

Muchas gracias por tus palabras, las atesoro bastante ;)

Para sorpresa de mucha, toooodo lo que escribo está basado en hechos reales que me han sucedido a mí, o en este caso, a alguien que conozco, como en este caso es mi primo. Este llano está en mi pueblo, en el Estado de Hidalgo, y la gente cuenta muchas cosas.


Muchas gracias otra vez, qué bueno que te gusta, un abrazo enorme ;)

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