¿A quién admiras?
Preguntó Samantha mientras me veía a los ojos con pluma en
mano, lista para anotar mi respuesta en su hojita.
Cada que me hacen la misma pregunta, tengo la respuesta muy
en claro; aunque admiro a muchas personas, siempre hay una en específico que me
resuena, pero no siempre causa un impacto positivo en la gente; de hecho, se
ríen y burlan cuando pronuncio su nombre. Mis ojos miraban hacia el techo como
esperando que una respuesta socialmente aceptable cayera del cielo a mi cabeza
y saliera por mis labios recién pintados con mi labial Rouge Luminous Intense Lip Colour de la colección Allure de Chanel.
La tarde era soleada y el sol calentaba esa sala como día de
verano a las 4 de la tarde, a pesar de que estamos en un otoño particularmente
fresco en la Ciudad de México. Ahí estaba Samantha esperando mi respuesta,
mientras en mi cabeza desfilaban varias personalidades como atados a una ruleta
que giraba y giraba, deseando que cayera en una opción aceptable para los
demás.
Justo cuando Samantha se había decidido a mejor dejar de
apretar la punta del bolígrafo esperando mi respuesta que parecía no llegar, dije lo que cualquier niña de preescolar respondería mientras se hace
bucles con el dedo una de sus coletitas: Mi Mamá. Ya sé, súper ñoña, pero en
verdad admiro a mi mamá. Después de argumentar por qué la admiro, me
sentí con la confianza de destaparme y mencionar a esa persona que hace que,
después que menciono su nombre, se ríen y me responden "¿Es en
serio?"; pero como siempre y al final, todo me es relativo y sus burlas me
valen lo mismo que le importa la seguridad nacional a López Obrador: nada.
- Paris Hilton…
Respondí. Mientras que mantenía la mirada con seguridad y
levantaba la ceja como Lucerito interpretando a María Paula en Lazos de Amor.
Samantha me vio y sonrió con la confidencialidad de una buena persona que no te
juzga; y aunque también respondió "¿En
serio?", Esta vez fue diferente, esta vez fue un interés sincero.
Recuerdo que la primera vez vi a Paris Hilton fue en los
VMAs del 2003 cuando Madonna besó a Britney Spears; en el pueblo el servicio de
cable llegó tiempo después de eso, así que MTV y demás cultura yuppie de Ciudad
no la conocí hasta que me fui a vivir en Querétaro. Cuando la ví meneándose y
aplaudiendo al ritmo de la música junto con Nickie Hilton aquel performance de
la Reina del Pop y sus Princesas, pensé, "ella
es la Barbie doll que siempre quise tener"; rubia, famosa, millonaria
y desmadrosa, con un estilo único e imponiendo moda más que Belinda, "si Barbie fuera persona, seguramente
sería como ella"; pensé.
Desde aquel momento seguí su carrera; bueno, ¿Cuál carrera?,
Más bien, sus escándalos. Desde el primer momento supe que era inteligente;
manipular los medios y sus escándalos para ganar más fama y así hacer más
dinero, sin ensuciar su apellido y conservando su status, no cualquiera lo
logra. Supo capitalizar su pinta de rubia tonta, convirtiéndose en la reina de
los Reality Shows, cuando todo mundo quería convertirse en su Nueva Mejor
Amiga; yo incluída.
El parteaguas de su vida, y la mía también, fue cuando la
inalcanzable rubia californiana cayó en la cárcel. Quién tuvo la exclusiva de
cubrir su salida de la cárcel en México, como fiel lectora esperé ese issue para leerlo com-ple-ti-to. Fue cuando entendí que todos éramos mortales y que
nada tenemos comprado; ella también. Su paso por la cárcel la hizo aterrizar
los pies en el suelo, ver una realidad que en la vida hubiera imaginado
siquiera conocer y, como lo dijo a Quién,
su vida desde entonces cambió por completo.
Desde entonces la he seguido más apasionadamente, es una
mujer que tiene todo: estilo, carisma, humildad, creatividad, y un olfato para
los negocios de envidia. Es una excelente marchanta, hace y vende de todo:
productora, actriz, cantante, DJ, influencer de a deveras; bolsos, maquillaje,
pestañas postizas, zapatos, extensiones para cabello; y, lo que la trajo a
México la semana pasada fue la promoción de otro más de sus perfumes: Electrify by Paris Hilton.
Al escuchar Samantha esta "breve" reseña por parte
mía, no le quedó la menor duda de que, a pesar de ser su fan, es una persona a
la que en verdad admiro. Pero lo que iba a venir después por parte de ella, fue
like the cherry on top, que yo no
esperaba.
Me comentó que una persona muy allegada a ella, era, ni más
ni menos que amiga de Paris Hilton, yo abrí los ojos sorprendida y en shock,
pues no podía dar crédito a lo que escuchaba, mi cerebro se trabó en un estado
de "wait, what?", sin poder
decir una palabra más. Samantha continuó diciéndome que precisamente esta
personita había ido a recibirla al aeropuerto, mientras al mismo tiempo me
mostraba una foto de Paris junto con esta persona en el aeropuerto; y lo mejor,
ella se ofreció a ver si habría forma de que yo estuviera en la fiesta que se
haría para la presentación de Electrify.
Yo salí admirada de aquella sala, esperando que la vida me sorprendiera una vez
más.
Al día siguiente Samantha me dijo que desafortunadamente la
fiesta con Paris era con invitación y que su contacto no pudo conseguir algo
para mí. Ya sé, lo entendí; pero lo mejor vendría después.
El sábado siguiente, estaba yo muy mona trabajando como
siempre y, después de un rato, Samantha apareció tras de mí sacándome un susto
porque yo estaba tan metida revisando unos documentos con los audífonos puestos
escuchando la cumbia de Belinda con Los Ángeles Azules. Ella me dió su celular
y me mostró un vídeo, al momento pensé que era un vídeo de esta persona
pasándola bien con Paris; mi cerebro hizo una pausa, por lo que Samantha me
dijo "dale play y velo"; yo lo hice y en ese momento morí y resucité
en dos segundos.
El vídeo era de Paris Hilton saludándome exclusivamente a
mí.
Casi lloro de la emoción y toda la noche, después de la
oficina, me la pasé dándole play todo el rato, como diría mi amiga Laura:
#EnRidícula.
Y es que, si de por sí es difícil que en Wild Wild Mexico te
encuentres a algún artista en las calles y se deje acercar a ti, por la
inseguridad, pues alguien como Paris Hilton es algo como inalcanzable. Después
del día que me encontré a Alfonso Herrera comprando en el 7Eleven y de que me
pude tomar una foto él, mi amor platónico adolescente desde RBD, pensé que no
habría un momento más.
Ya sé, tal vez exagero porque ni siquiera tuve a Paris
frente a mí, pero el hecho que, entre su fiesta se haya tomado 4 segundos para
mandar un video exclusivo para mí que soy una simple yuppie mortal que trabaja
8 horas diarias de Godínez en una oficina, habla del gran corazón que tiene y
reafirma mi admiración por ella.
Ahora que comienzo mi canal de YouTube, esto me da más ganas
e inspiración para continuar y crecer para que la siguienta vez yo ya esté
convertida en toda una influencer, y poder asistir a una fiesta de esas y
finalmente ser yo la que diga:
Hi Paris, it's Mia!
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