L'Imperatore Y El Piccolo Principe [Parte 6]




[ Piccolo Principe's Simple Life ]




Después del exilio, el Príncipe se refugió en el imperio ruso. Su ahora nueva amiga, la Zarina Romanovna lo había encomendado como su gurú de la moda, o sea que el Príncipe la aconsejaba para vestir de la mejor manera y gracias a eso, en poco tiempo, la Zarina se convirtió en la mejor vestida de Europa; Letizia de España, Carolina de Mónaco en incluso Isabel de Inglaterra la envidiaban por su buen gusto. Así pasó el tiempo el Príncipe en su nueva vida como mortal, al principio todo era fantástico, aunque a penas y sabía decir “da”: viajes, cenas, fiestas, galas, conciertos, visitas de estado y así, pero poco a poco, el Príncipe sentía que algo le faltaba, al principio no le tomó importancia y se refugiaba en el shopping compulsivo alrededor del mundo, pero después se dio cuenta que lo que él necesitaba no eran prendas, perfumes o accesorios de diseñador, ni pases exclusivos a los mejores lugares, ni nada que se pudiera comprar con una tarjeta de crédito o con una sonrisa coqueta, sino era algo del corazón. Necesitaba amor, y más ahora que estaba exiliado del país de las hadas y era la única persona en el planeta tierra quien, por decreto oficial del País de las Hadas, no podía recurrir a ni siquiera un deseo de un hada madrina.

Un fin de semana, la Zarina y el Príncipe decidieron viajar a la isla italiana de Capri, un lugar que seguía bajo el dominio del Emperador Marco Antonio, pero de los pocos lugares que seguían conservando su lado trendy ante los ya conocidos problemas ocasionados por las hermanas de Marco Antonio. Después de pasear en yate por la costa de Amalfi y almorzar en Da Gemma, decidieron hacer lo que más le gusta… SHOPPING! Así que se lanzaron extasiadamente sobre las boutiques del pequeño pueblo. Estando en Gucci, la Zarina se dio cuenta que el Príncipe veía todo, pero nada le gustaba… lo tomaba en sus manos cinco segundos (máximo) y lo botaba, mientras que ella se volvía loca al ver aquellos relojes de piel que causaban tremendo brillo en sus ojos; entonces se dio cuenta que algo le sucedía al Príncipe, pero no le tomó mucha importancia, pues no quiso ser indiscreta pero, para animarlo, ella decidió llevarlo a ver otras boutiques, pensó “seguro su rostro le cambiará en Bvlgari al ver las joyas o tal vez los bolsos de piel en LV, se que son sus favos, lo llevaré” y así, recorrieron las tiendas del centro de Capri; luego, ya casi al oscurecer, se dirigieron al hotel Caesar Augustus, donde se estaban hospedando y, en la suite del hotel, el Príncipe aventó sobre la cama sólo 2 shopping bags y se dirigió a ése balcón con vista al Besubio, tomó una copa con vino blanco y ahí se quedó, viendo el atardecer. “ay no, o sea, a ver, darling… yo traje así o mas bolsas y tú sólo 2, además una de ella es de Armani y a tú has dicho que Armani no va contigo… ¿qué te sucede, honey?” preguntó la Zarina, dirigiéndose a él y continuó… “nos encontramos a Mími (Mariah Carey) y ni siquiera le hiciste caso, además, ése corte y ése tono para el cabello que le recomendaste no me gustó mucho, eh! Como que el cabello tan corto y el rubio tan platinado la hará parecerse a Annie Lennox… cuéntame… yo sé que algo te sucede y no me quieres decir”. El Príncipe le dijo que ni él sabía lo que le sucedía, que tal vez era el echo de estar en Italia y que tal vez le traía recuerdos de Marco Antonio, quien, por cierto, al enterarse de que la Zarina y el Príncipe estaban de visita en Capri, mandó llenar la suite con las flores más exóticas y caras que haya podido regalar en toda su vida con un mensaje de bienvenida y un mensajito privado para el Príncipe, quién, después de leerlo, lo tiró por el escusado. La Zarina le pedía que se tranquilizara, que si se sentía solo, que no se preocupara, los chicos llegaban cuando menos se esperan y le propuso que, para que se sintieran mejor, saldrían a cenar a La Capannina y al otro día irían a Espa para darse un merecido masaje, el Príncipe aceptó.

Después de cenar los ravioli capresi que son la especialidad de Capannina, regresaron a la suite a descansar y mientras la Zarina caía rendida en la cama mientras veían “A Beverly Hills Chihuahua”, el Príncipe salió al balcón y contemplo la luna; se cuestionaba acerca de lo que le sucedía… si, se dio cuenta que se sentía solo y, aunque la Zarina era como una hermana para él, sentía que necesitaba, no el cariño de una hermana, sino el de un amante. Para distraerse, tomo su lap y entró a Internet, después de youtubear un rato, sin querer, botó un pop-up que decía “seeking for the royal one? Click on it!” y el Príncipe, por inercia, le dio un clic que lo direccionó a una página de contactos… pero no era una página cualquiera, en esta página se anunciaban sólo personas con linaje, vaya, realeza mundial. “creo que ya me habían hablado de esto… ¡ah si! Ya se, ¡es la página por donde se conocieron Andrea Casiraghi y Tatiana Santo Domingo!” pensaba el Príncipe mientras se subscribía en www.royallover.com. Luego de actualizar su perfil, subir algunas fotos y ver los perfiles publicados, una ventana de Chat le apareció, era un tal Valgôr, un caballero medieval nórdico del norte de Europa con quien comenzó a charlar. A primera vista, Valgôr le pareció al Príncipe un tanto engreído y presumido, pues su imperio estaba despuntando como uno de los mejores en Europa y eso lo hacía sentirse demasiado seguro de sí mismo; por lo cual no despertó mucha importancia en el Príncipe pero siguió conociéndolo y entre mensaje y mensaje, Valgôr le pidió conocerse, invitó al Príncipe a su imperio (Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Dinamarca, parte del norte de Alemania y la Península Escandinava) pero el Príncipe se negó, en primera por que el Caballerito le pareció muy engreído y no despertó en él deseos de conocerlo y en segunda por que se le hacía muy prematuro; aunque decidió mantener el contacto. Después de revocar las insistencias del Caballero, el Príncipe dio por terminada la charla, aunque pensó que, para ser la primera vez, no estaba tan mal y finalmente se fue a dormir.

Al otro día, la Zarina despertó tempranísimo pero, para su sorpresa, el Príncipe ya estaba en Royallover.com, chateando con Valgôr y demás candidatos en potencia para ser dueños de su corazoncito. “ven a ver, darling, ¡mira lo que encontré en Internet!” le decía el Príncipe a la Zarina, mientras le mostraba los mensajes que ya se habían mandado “…¡y me invitó a conocer su imperio!… ¿te laten una vacaciones en Ámsterdam o Copenhagen?” le decía el Príncipe emocionado, a la Zarina, la cuál dijo “sí he escuchado hablar de él, es el caballero principal de los reyes Nórdicos, básicamente todo el poder del Imperio recae en él, pues él se dedica a coordinar los ejércitos y así, aunque he escuchado que es algo engreído y presumido”, pero el Príncipe respondió “ash, ya sé, pero… ve el lado bueno… nos esta invitando…” decía el Príncipe mientras le guiñaba el ojo coquetamente a la Zarina, y continuó ”…por que si no te late… también nos invitan a Shanghai, Bangkok, NY, Tokio y hasta Estambul!” – “jajaja ¡pero si apenas puedes con el idioma ruso, cariño!” respondía la Zarina mientras reía emocionada junto con el Príncipe, pero decidieron aceptar una de tantas peticiones y entonces, rápidamente se alistaron, pues un masaje les esperaba después de hacer las últimas compras en Capri, sin olvidar adquirir las sandalias hechas a mano de Amedeo Canfora como las de Maria Callas y llevar a Rusia el famosísimo licor de limón “Limoncello di Capri”.

Ya en Moscú, comenzaron a organizar todo. La petición que el Príncipe había aceptado era la de Valgôr y pues se preparaban para una visita Oficial con los Reyes Daneses en Copenhagen. Valgôr había hablado con los Reyes de Dinamarca acerca de la visita de la Zarina Imperskaya al Imperio Nórdico, con el fin de establecer lazos diplomáticos por parte de ambos Imperios ya que, compartían fronteras. Ellos gentilmente aceptaron. El Príncipe ya estaba listo, había atascado sus LV lugagge bags con mil y un cosas, pues pensaba que él, prevenido, valía por dos. La noche antes de partir, en los sueños del Príncipe se aparecieron dos Hadas… Usagui e Isabella, sí, estaba rotundamente prohibido por parte del Consejo de Gnomos y Duendes, pero ellas amaban tanto al Príncipe que lo querían advertir de que algo malo iba a suceder “Príncipe… no tenemos mucho tiempo, sólo hemos venido para advertirte que el viaje a Copenhagen puede traerte mucho dolor y no sólo a ti, sino a los que te rodean, por favor, no hagas caso a todo lo que te digan, sé inteligente y ve más allá de las palabras, piensa con la mente y no tanto con el corazón; cuando despiertes, en tu estuche Bvlgari, encontrarás un anillo, es el anillo de la inteligencia, úsalo mientras estés dentro del Imperio Nórdico, pues lo necesitarás, haznos caso…” pero en ése momento, el despertador sonó y Paristtney se levantó… con una cara de consternación, trataba de recordar su sueño, pues sabía que había soñado algo importante, recordaba poco, sólo que fuera inteligente y que no creyera todo lo que le dijeran, luego se puso a analizar y pensó “los sueños son sólo sueños… no debo de ser tonto y mejor debo alistarme por que hoy será un día muy ajetreante e interesante”, así que hizo caso omiso a su sueño, se metió a bañar mientras escuchaba “If U Seek Amy” de su cantante favorita, Britney Spears; pero cuando salió de bañar y terminó de vestirse, se dirigió hacia su tocador y pensó “hoy… ¡Bvlgari!”, abrió su joyero y encontró un anillo precioso y sencillo al mismo tiempo, pues era de plata pero con incrustaciones de diamantes, que lo hacían ser único; cuando el Príncipe lo tomó entre sus manos, un escalofrío recorrió su cuerpo y, en microsegundos recordó a las hadas de su sueño y se quedó por un momento estático, algo le decía que ése anillo tenía algo de especial y entonces pensó “esta precioso, debe ser un regalo de la Zarina, ella siempre tan espléndida”, se lo puso y continuó embelleciéndose.

Finalmente, salieron en el Avión Imperial rumbo a Copenhagen; la Zarina le vio el anillo al Príncipe y le dijo “¡esta precioso tu anillo!” a lo cual el Príncipe respondió “¿verdad que sí? ¡Mil gracias, te adoro!” y prosiguieron hablando del itinerario a realizar en Copenhagen sin darse cuenta que, la conversación que habían tenido había sido toda una confusión lingüística al mero estilo de las rubias californianas; pues la Zarina, con su comentario, se refería a que en verdad le había gustado su anillo, sin embargo, el Príncipe pensó que había sido parte de un sarcasmo, haciendo alusión a la pregunta “¿te gustó el anillo que te regalé?” por lo cual el Príncipe le agradeció a la Zarina por el supuesto regalo, sin embargo, esta última creyó que el Príncipe agradecía por el cumplido hecho a su anillo. Entonces, ambos, acomodándose el pelo con la mano, aventándolo hacia atrás con un estilo totalmente hermoso, muy al de Reese Witherspoon para Legally Blonde, prosiguieron con la revisión del itinerario.

El día del evento llegó. Luego de instalarse un día anterior en la Residencia Magna del Palacio Danés, se dispusieron a ir al evento, custodiado por guardias reales que los siguieron todo su camino hasta llegar al Palacio Real.

El Príncipe vestía en Armani, sí, era lo que había adquirido en Capri; la Zarina lucía su enorme capa roja en señal de ser la dueña y Zarina absoluta del Imperio Ruso y un traje confeccionado por las mismas manos de Galliano para Dior. Entraron al Palacio y el Príncipe veía tantas caras que, no sabía quien de todos ellos podría ser Valgôr, estaba emocionado. Después de hablar sobre lazos diplomáticos y cosas parecidas, la cena se dio por terminada y, entonces, a las 8 de la noche, el Príncipe y la Zarina regresaron a la Residencia Magna, pues Valgôr quedó de verse ahí con el Príncipe para invitarlos a salir y mostrarles parte de la Copenhagen “proletaria”. A las 9pm, retrasado por una hora, llegó Valgôr, excusándose “Alteza, mil disculpas por el retraso pero no contaba con que mi amigo, Sergey Ushakov, se demoraría mucho, lo he traído para que sea su acompañante, es un habitante de su Imperio quien esta de intercambio con nuestra universidad, estudia Ciencias Políticas y pues gracias a él, nuestro Imperio ha tomado sus leyes como un gran ejemplo para la nuestras así que, me tomo la libertad de halagar a sus leyes y felicitarla por su magna labor como la Zarina del Imperio Ruso” La Zarina, en ése momento, olvidó todo disgusto y sólo estiró la mano para estrecharla con Sergey, quien, a primera vista, se le hizo un chico muy guapo y atractivo, además de inteligente e interesante; además, le recibió el saludo con un beso en la mano. En ése momento, Paristtney salió a encontrarse con ellos, estaba radiante como un sol, y en instantes se ganó la mirada de Valgôr “tú debes ser Paristtney, es un placer conocerte” se presentó Valgôr mientras estrechaba la mano y le daba un beso en la mejilla. La Zarina y Paristtney estaban emocionados por la caballerosidad y gentileza de estos chicos. Después de la presentación, la Escolta Rusa en conjunto con la Danesa, los acompañaron a un bar muy chic y bohemio en el centro de Copenhagen. Al principio, Paristtney se dio cuenta que Valgôr no era lo que parecía del otro lado de la pantalla, pues estaba admirado por la forma de ser de su anfitrión; mientras que por otro lado, a la Zarina le costaba un poco más entrar en confianza con Sergey, pues para ella él era un plebeyo, muy atractivo, pero plebeyo, al final de cuentas; sin embargo, el panorama comenzó a cambiar entre ellos cuando Sergey comenzó a hablar de literatura rusa, política y así, la Zarina se sintió totalmente atraída por él, pues pensaba que debía ser una persona demasiado culta para ser plebeyo, y eso le interesaba.

Al pasar la noche, la Zarina estaba cansada, así que decidió ir a descansar, dejando a Valgôr y a Paristtney en un mirador de la ciudad, para que se conocieran más. La noche avanzaba y ellos seguían platicando, conociéndose, hasta que el primer beso llegó, luego otro, y otro más y así; hasta que, casi de madrugada, Valgôr dejó a Príncipe en la Residencia Magna y donde le hizo la pregunta oficial… a lo que el Príncipe respondió que sí. Desde ese momento, ya eran novios oficiales.

Al otro día, la Zarina se despertó con una sonrisa en los labios, al igual que el Príncipe… “¡cuéntame qué sucedió entre tú y Valgôr, darling, muero por saberlo!” decía la Zarina, pero el Príncipe le pidió que comenzara ella primero, y entonces la Zarina respondió “nunca pensé que un plebeyo fuera tan lindo y tan culto, en verdad me impacto, sabe tanto y es tan caballeroso, lindo, atento… ¡wow! No pude tener mejor anfitrión que él” pero el Príncipe se quedó callado y, al verlo que no compartía su felicidad, sino que, al contrario, tenía una mirada de duda en su rostro, ella le preguntó qué era lo que sucedía, a lo que el Príncipe contestó “espero que no te vayas a enojar conmigo pero… Sergey no es amigo de Valgôr, sino que es amigo mío, él me da clases de ruso por Internet, lo conocí hace algún tiempo y me esta ayudando bastante, pero ahora esta en viaje de negocios aquí en Dinamarca y pues, pensé que sería bueno que conocieras a alguien como él, es muy lindo”- “¿Qué te pasa?” Respondió la Zarina… “¡pero si fue una gran idea! Es un niño súper lindo, aunque me hubieras dicho desde un inicio, eh, mensis… pero bueno, lo hecho, hecho está; así que quiero seguir conociéndolo y así” el Príncipe respiró profundo, quitándose un gran peso de encima y cuando la Zarina terminó de hablar, Paristtney le dijo la noticia… “Valgôr y yo… ¡ya somos novios!”. La Zarina casi se infarta de la emoción, lo felicitó y se alistaron para la despedida oficial, donde Valgôr tomó el atrevimiento de dar a conocer a los medios el romance que acababa de comenzar con el Príncipe adoptado del Imperio Ruso. Después del evento y la cena, la Zarina y el Príncipe partieron hacia Moscú, prometiendo verse muy pronto con sus respectivos. Al otro día, la foto de Valgôr y Paristtney estaban en todas las portadas de periódicos y revistas alrededor del mundo. Era el escándalo.
El tiempo pasó. La Zarina y Sergey seguían conociéndose, todo iba viento en popa, mientras Valgôr y Paristtney eran la pareja perfecta, ya vivían juntos. Estaban en todas partes, revistas, periódicos, televisión, radio; todo el mundo y los paparazzi hablaban de ellos; fotos de ellos en su yate por Porto Fino, de antro en el Roxy de Nueva York, cenando en París, visitando Mumbay, entrando al templo Cábala al lado de Madonna en Israel, en el show de David Letterman, haciendo labores altruistas en Somalia junto con Jolie y Pitt, en el afterparty de los VMAs con Paris y Nicky Hilton, tomando el té con Isabel II y muchas cosas más. Nada los detenía, pero había algo que Paristtney siempre tenía en mente y que inconscientemente lo hacía actuar con cuidado y no entregar todo a Valgôr, aunque Paristtney lo amaba, tenía cuidado, parecía que todo iba como sus amigas, Las Hadas, lo habían planeado.


Pero un día caluroso de verano, mientras estaban en la alcoba principal de su mansión en Beverly Hills, LA. CA. Ciudad que era la favorita de Paristtney; Valgôr despertó como de costumbre, abrazando a Paristtney y, mientras contemplaba como dormía el Príncipe, se dio cuenta que el anillo de diamantes que siempre había traído puesto en su dedo medio de la mano derecha, no estaba ahí. Entonces, extrañado, se levantó a buscarlo por todas partes hasta que lo encontró en el baño, al parecer, la noche anterior, Paristtney se había aseado antes de dormir y, sin querer, lo había dejado ahí y él, sin ningún problema, se lo puso y fue a hacer el desayuno. Cuando Paristtney se despertó, preguntó por su anillo, Valgôr le dijo que lo había encontrado en el baño y, como éste lo tenía puesto, el Príncipe le dijo que se le veía muy bien, que se lo prestara un momento. Ése día, Paristtney sintió que quería a Valgôr aún mas, que lo amaba demasiado y no sabía por qué, pero a él no le importó, lo consintió como nunca. Al atardecer, estaban jugando guerras de almohadas y, en un descuido, el anillo salió volando por la ventana hacia fuera de la casa, sin saber dónde fue a parar. Paristtney sintió demasiado temor y salieron a buscarlo, pero nunca lo encontraron. El anillo de diamantes se había perdido. Valgôr le pidió disculpas y le prometió que le compraría otro, el Príncipe aceptó, pero sabía dentro de sí que ése anillo era especial. Ésa misma noche, Valgôr recibió una llamada por parte del Imperio Nórdico, pidiéndole su asistencia de inmediata en el Imperio, pues había invasión por parte de los Germanos por querer recuperar el territorio alemán del norte. Entonces Valgôr tuvo que salir de inmediato, prometiendo volver lo más pronto posible. Paristtney se quedó tranquilo ésa noche; pero esa misma noche tuvo un sueño, donde las Hadas, sus amigas Usagui e Isabella lo dejaban solo, le daban la espalda y el lloraba tanto que, esa misma noche despertó con un nudo en la garganta que no lo dejaba en paz.

Después de la partida de Valgôr y del paso de unos días, Paristtney comenzó a sentir como si perdiera a su amado, su intuición se lo decía, pues éste no daba señales de que estaba bien, hasta que Paristtney le llamaba y Valgôr sólo le decía que no tenía tiempo, que estaba bien, que no preocupara y ya, era todo… sólo desprecios y pequeñas muestras de amor por medio de una llamada telefónica. Ahora, Los Ángeles, el que era su lugar predilecto por el sol, el calor y la playa, parecían ser un lugar más frío que Moscú en invierno, pues estaba solo de nuevo, con Valgôr pero sin él; y así pasaron varios meses hasta que un día Valgôr regresó a Los Ángeles a despedirse de Paristtney, diciéndole que ya no lo amaba más y que lo suyo estaba terminado. Al otro día de que Valgôr dio por terminada la relación con Paristtney, éste ultimo vio por E! como Valgôr andaba en Tuvalu con otra persona. Paristtney se sintió morir, tanto que se encerró en su casa durante una semana entera llorando por él, no podía creer como la vida le era injusta si él nunca había lastimado a nadie y su único deseo era amar y ser amado por alguien, nada era como en el País de las Hadas. La Zarina estaba preocupada por él pero ella también tenía sus propios problemas, Sergey estaba indiferente con ella, sin embargo ella estaba mil enamorada de él y no sabía como sacárselo de su mente, así que, por primera vez, el Príncipe tenía que buscar una solución a sus propios problemas.

Después de algunas semanas en las que Paristtney pensaba que su vida ya no tenía sentido y que se tiró a vivir como una sombra en su casa, depresivo; revisó la correspondencia que tenía mucho que no lo hacía; entre miles de revistas y así, encontró una en la que en la portada aparecía “Puerto Vallarta, México: The Newest Jet-setter Place In México” entonces sus ojos cambiaron, por un momento se imaginó tirado en la arena de la playa que aparecía en portada y la sensación le gustó, así que se puso a analizar pros y contras de estar en Vallarta… “si pongo tierra de por medio y vivo en un lugar tan diferente con otro tipo de vida y así, creo que me ayudará a cicatrizar las heridas, además, nada pierdo con intentarlo, creo que será divertido”. El Príncipe amaba Los Ángeles, pero en ése momento todo le recordaba a Valgôr, además que sabía que estando encerrado ahí, no iba a ser posible superarlo, así que lo intentó y dijo “me voy a Vallarta”. Le tomó unas semanas encargar su casa en Beverly Hills, despedirse de sus vecinas Elizabeth Taylor y Salma Hayek, quien esta última le dijo que México era hermoso… “you’re going to love it” decía con su inglés acentuado latino; tuvo que cancelar todas las fiestas que tenía agendadas con Paris Hilton quien le recomendó Punta De Mita…”that’s the place me and Stavros used to visit every single time we had free, it’s awsome!”. Paristtney pensaba “creo que todos conocen Puerto Vallarta, excepto yo, sería buena idea montar un negocio allá, parece lucrativo”. Después de hacer las reservaciones correspondientes, papeleo y así, compró un departamento en Vallarta y decidió irse a la aventura, sin saber lo que Vallarta y México le tenía guardado.


*La historia nada tiene que ver con la realidad... y si es así, fue sacada de su contexto real y adaptada a la historia.

CONVERSATION

1 Opiniones:

Anónimo dijo...

так!!!!!
это просто супер!!!
A-M-A-Z-I-N-G!!!
Wow esta extraordinaria la historia, este capítulo es clave para definir los imperior! wow te adoro osea así o más imperial! te juro que me impresionaste mil - ambos sabemos porque- y me siento muy feliz de que nosotros como super amigos seamos parte de nuestras historias imperiales!!! wow que honor figurar aqui!!! super !!! te lo juro te adoro te has ganado las 7 eternidades!!!
osea hello solo tu puedes hacer brillar esto, más que un diamante de la casa Dior!!!

te adoro, larga vida al imperio y recuerda siempre juntos en las batallas, del imperio, de la vida y del amors!!!

Afectuosamente tu siempre amiga...Беренис Имперская Царица!!

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