[ La Salida del País de las Hadas y la Llegada a Europa ]
-¡Vamos, Principito de las Hadas! Sácanos de aquí… muéstranos todo tu poder… ¡si es que tienes!- burlonamente el Emperador le dijo al Príncipe, entonces éste último lo miró fijamente a los ojos. Un escalofrío invadió a Marco Antonio, se quedó callado. Luego volteó la mirada y con pasos lentos se dirigió en contra del viento hacia la proa de la nave. El viento sacudía ligeramente las sábanas de seda que envolvían el cuerpo del Príncipe y las pegaba a su cuerpo; Marco Antonio lo veía fijamente. –Rozkazhi… tej knovda… Ashteranui-ïa… Vogue!- dijo Paristtney en voz alta, de repente todo se paralizó como si estuvieran encantados. Una bruma inmensa y espesa los comenzó a rodear y luego el mar se empezó a disolver, convirtiéndose en pequeñas partículas de luces que se elevaban hacia el cielo, también el viento comenzó a soplar de abajo hacia arriba. Estaban cayendo desde un vacío inmenso hacia las aguas del Atlántico. La tripulación no creía lo que estaban viviendo, se estremecieron todos.
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-¡Observen al “Miratto”! ¡Las puertas del Reino se han abierto! ¡Alguien esta saliendo del Reino hacia la Tierra!- gritó sorprendido un Gnomo del Consejo de Ancianos del Reino. Todos los líderes del País estaban reunidos en la Sala Principal junto con Usagui e Isabella, ahí debatían la manera en la que rescatarían al Príncipe, esta vez ya no podían fallar como cuando intentaron rescatar al Hada Matter. En esta sala tenían en el centro de la misma a un “Miratto” era una especie de alberca enorme con agua tan cristalina que parecía espejo, ahí, se alcanzaba a observar todo el Reino y les servía como mapa, incluso de los Reinos vecinos como lo eran el País de los Faunos al norte o el de las Brujas al Oeste. Entonces, Isabella, la guerrera, mandó llamar al ejército de Libélulas con soldados Mariposa para encaminarse al rescate del Príncipe, estaban dispuestos a lo que fuera con tal de tener de regreso al Príncipe sano y salvo, Usagui se quedó a cargo del País y entonces la hermosa guerrera y todo el ejército de Libélulas y Mariposas salieron rumbo a la Puerta del Reino.
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De repente y en segundos, cayeron en aguas del océano Atlántico Marco Antonio, Paristtney y toda la flota; entonces las brújulas comenzaron a funcionar y no tardaron mucho en ubicarse para entonces emprender su viaje hacia el Imperio Neo-romano. Paristtney dio media vuelta y se fue hacia la popa del barco, sólo… se sentía extraño y humillado, Marco Antonio lo observó.
Después de un largo tiempo navegando, el Emperador vio tierra y entonces, todos brincaban, bailaban de alegría pero cuál fue su sorpresa cuando se dieron cuenta de que su hogar ya no era el mismo. Llegaron al puerto principal del Imperio y todo mundo estaba admirado por volver a ver al Emperador conquistador pero tal alegría se desvaneció rápidamente cuando Marco Antonio se dio cuenta de quien había estado ocupando su lugar durante su ausencia...
Achlys y Eugenia, sus hermanas, habían convertido al Imperio en un tirano, donde la pasividad y el aire a victoria que se respiraba anteriormente ya había desaparecido, había guerras en todas partes y también habían ya perdido gran parte de su territorio en África, el Medio Oriente, la isla de Bretaña y los territorios olvidados del Norte de Europa. Marco Antonio estaba totalmente enfurecido pero sus hermanas inventaron millones de mentiras y excusas para librarse de la sanción que seguramente el Emperador iba a hacer caer sobre ellas. Marco Antonio les tuvo compasión, luego ordenó que encerraran al Príncipe en una celda en la parte trasera del Palacio. Ahí, en la soledad, Paristtney se tiró en el suelo y comenzó a llorar… él sólo quería estar de regreso en casa pero muy en el fondo de sí mismo, algo le decía que se quedara, que Marco Antonio era diferente… durante el tiempo que lo pudo tratar allá en el País de las Hadas se dio cuenta de que en verdad no es un ser de hielo como él dice serlo, al contrario, el Príncipe sentía que dentro del Emperador había un ser que sólo necesitaba que alguien le demostrara amor… y… bueno, no se si era lo mejor o lo peor del caso, pero Paristtney estaba decidido a darle el amor que Marco Antonio necesitaba, pagando el precio que fuera por ello. El Pequeño Príncipe estaba enamorado.
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Usagui se encerró en la recámara del Príncipe, tomó las sábanas que momentos antes habían envuelto el cuerpo de Paristtney y entonces lloró amargamente… estaba sintiendo el mismo dolor que el Pequeño Príncipe. Isabella también, montada en una Libélula lloraba, dejando que el viento arrancara sus lágrimas y las dejara caer al vacío infinito.
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Empezaba a llover. Marco Antonio entró al calabozo donde tenía encerrado al Príncipe –Hey, tú, ¡despierta! Es hora de que sirvas de algo- El Príncipe se había quedado dormido mientras lloraba y de un susto despertó. Marco Antonio ordenó que lo liberaran pero, esta vez, sucedía algo raro en la mirada del Emperador… esta vez no pudo mirar a los ojos, sólo ordenó, dio la vuelta y salió del calabozo. Dos verdugos esposaron al Príncipe y lo sacaron del calabozo aún semidesnudo y envuelto en las sábanas de seda, lo llevaron a la habitación de Marco Antonio donde él esperaba.
–Yo nunca falto a mi palabra- le dijo el Emperador al Príncipe mientras lo desesposaban y los dejaban a solas. -¿por qué haces esto?- preguntó el rehén asustado y con lágrimas en los ojos –Sabes que quiero al País de las Hadas y no quitaré el dedo del renglón, pero creo que, si tu me diste un trato amable, yo debo de responder de la misma manera, pero estarás bajo mi custodia todo este tiempo y te presionaré hasta que tú y tu reino se rindan ante mi deseo- Pero Paristtney respondió ya llorando –el País de las Hadas no es un lugar humano, no es algo que tú puedas conquistar-; Marco Respondió –¿Entonces por que tú y tus dos súbditas si lo son?¿qué es lo que te hace especial y diferente a mí para habitar en ése lugar?- Paristtney agachó la mirada y se quedó callado. Marco Antonio entonces lo tomó fuertemente de los brazos, lo agitó bruscamente como buscando desesperadamente una repuesta y le dijo con voz fuerte y recia – ¿lo ves? ¿Por que no respondes? ¡No hay nada que te haga diferente a mí!- Paristtney lo vio fijamente a los ojos y le dijo –es algo que tú no comprendes ni llegarías a entender, es un secreto que llevo guardado dentro de mí desde hace mucho tiempo y si lo quieres saber, tendrás que ganarte mi confianza y… cuando lo sepas… el Emperador habrá muerto y tú, Marco Antonio, habrás conquistado el País que tanto anhelas… como te lo dije, esto va más allá de lo que puedes ver y tocar a simple vista… es asunto del corazón y del alma, no de tu espada, tu ejército o tus conquistas. Ya lo ves, te fuiste y tu Imperio es un caos, no podrás gobernar tierras ajenas mientras no gobiernes el instinto de tu corazón- Marco Antonio, furioso, le dio una bofetada al Príncipe que lo dejó tirado en el suelo. Entonces salió de la habitación y ordenó a unas mujeres que le llevaran ropa y le dieran de comer. Marco Antonio corrió al establo de su Palacio, tomó a su caballo favorito, se montó en él y se internó entre los bosques que rodeaban a Milano, andaba meditando.
-¡No puede ser! ¡No debo de sentir esto! – pensaba –este no soy yo, no puedo ni debo sentir compasión por nadie, mucho menos por alguien tan inferior como Paristtney que es de tierras impuras, fuera de mi Imperio… pero hay algo que me intriga de él… esa historia que no me quiere contar, esa vida de él que desconozco pero que muero por conocer… me duele todo esto que le hago pero no puedo defraudar a mi familia, a mis costumbres, a la dinastía… ¡No puedo!... y es que al verlo tan frágil, tan indefenso, con esos ojos que brillan como un sol y ese cuerpo tan perfecto que tiene, esa manera tan delicada de ser… ¿qué hago, Marco Antonio, Qué hago? Ya no puedes seguir así, tienes que luchar por eso que quieres… y si es el País de las Hadas, entonces has todo lo posible por lograrlo, aunque te cueste la muerte- Así, Marco Antonio se pasó las horas solo, con su caballo, dando vueltas por el bosque hasta que oscureció. Llegó a su Palacio y sus hermanas corrieron a recibirlo pero con un mar de lamentaciones del pueblo y de ellas mismas, ordenándolo como siempre a hacer algo por el Imperio que estaba en caos. Sus hermanas eran dos mujeres que no tenían otro fin mas que el de hacerle la vida imposible, atormentándolo con tantas quejas, regaños y órdenes que le amargaban la vida en su totalidad y no lo dejaban ser feliz. Marco Antonio sólo se limitó a dejarlas hablando, dio la media vuelta y, cansado, se dirigió a la Habitación Real, su habitación.
La luz apagada y, en un rincón Paristtney dormía como siempre, como un ángel desnudo, cobijado por sábanas de lino fino, con la piel brillando como el oro gracias a la luz de la luna que entraba por la ventana. Marco Antonio lo miró y en voz baja le dijo:
-Perdón, pequeño-
Y el Emperador se dispuso a dormir.
3 Opiniones:
Hey Piccolo Principe resiste ante los intentos de conquista del Emperador! no dejes que el reino de ensueños caiga en tan malévolas manos! ... Me encanta mil la historia yo ya pensaba mandar mis ejércitos para recatarte!!! Te adoro mil, no te tardes mucho en sacar la continuación porque muero por leerla!
Besitos mil de Aerosgirl
Vogue!!! jajaja el colmo!! pero supongo no sería tu historia si ni hubiera algo así u_u jajaja Como el Dior del capítulo II, jajaja. Anyway, va bien, va bien =D jeje La cosa se empieza a poner interesante =O Oiie!!! Y haz q' Marco Antonio recupere su territorio!!! NO se lo puedes quitar así de la nada!!! Y q' onda con el secreto del príncipe?? siento q' eso va a ser algo intenso... jajaja anyway, feliz año!!!! Jajaja cuídate, iia quiero parte IV, ciao!!!!
Conmovedor: el emperador sólo buscaba alguien que le demostrara amor...
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