En Los Brazos del César.



Ahí estoy, contigo. Tú me abrazas, me dices que yo no debo de sufrir tanto, que no pertenezco a ése dolor, me dices que merezco un amor verdadero… alguien como tú. Me invitaste a tu casa a comer juntos, apenas te enteraste que estaría con mis papás corriste por mí, ya me extrañabas, lo sé, yo también. Voy a tu casa, vestido algo trendy, sexy pero inocente al mismo tiempo: unos jeans True Religion negros algo pegados a mi cuerpo, a la cadera, cinto blanco ajustado del lado derecho de mi cadera, con hebilla en forma de estrella incrustada de diamantitos (so bling-bling), una playera blanca tipo polo de Lacoste ajustada a mi cuerpo, con el cuello levantado, unos tennis shoes blancos para darle el toque de informalidad, una jacket D&G negra, me delineé los ojos de negro para darme el toque de rockstar, cabello con efecto out-of-bed y pines insertados en el cinto, en la jacket y en la playera, perfume Very Irrésistible by Givenchy me dan el toque sensual sin olvidar las gafas Versace que me dan ése aire de Diva que tengo… Y entonces ahí voy, retrasado 15 minutos ya que no había nadie en mi casa y tuve que esperar a que llegara mi Daddy para que me diera dinero y para avisarle también que iba a estar contigo; toco el timbre de tu casa y entonces ladra Láncelot, tu perro Coker Spaniel, después de un rato, sales y abres la puerta…

¡wow! Nunca te había visto tan guapo ya que siempre andas muy informal y no te importa la moda pero esta vez fue la excepción… ¡Qué buen gusto! Se nota que tu cita es con alguien so-fashionista: zapatos Givenchy negros, pantalón de vestir negro, jacket negra y camisa algo vaporosa y transparente color verde con estampados y aplicaciones en tonos opacos y grisáceos desabotonada hasta la mitad, todo esto by Versace, cinto color plata que combina muy bien con las aplicaciones de la camisa, el cinto de SoHo y tu perfume seguro es el Armani Code by Giorgio Armani… hueles a hombre sexy y muy formal. Entro a tu casa, ya extrañaba ése olor raro pero típico de tu casa… cuántos recuerdos vienen a mi mente; no hay nadie, tus padres salieron a Monterrey hoy a medio día y te dejaron solito. Me siento en tu sala a esperar a que traigas algo de tomar, prendo la TV en MTV y esta el “making the video” de Rihanna, te espero sentado. Llegas con champagne servida en copas ¡qué elegante! Y qué sorpresa ya que tú no eres así de espléndido sin embargo, hoy sacaste al César que llevas por dentro… por mí. Platicamos un rato mientras vemos la movie de “300” (ya la había visto… ¡Daa!) y platicamos de nosotros, después de más de medio año sin vernos teníamos que actualizarnos en chismes personales; me platicas de ti, de lo que has hecho, de lo mucho que me has extrañado y mis ojitos brillan…

¡OH César! ¿Por qué eres tan lindo conmigo? Qué lastima que tengamos destinos totalmente diferentes, en unos días yo me voy lejos de aquí y tú te quedas entre Tula y DF, viviendo tu vida, tu familia, tu carrera, tu destino. Termina la movie y me invitas a pasar al comedor… ¡cocinaste! ¡so sweet! ¡Comida francesa! Tú sabes cuánto amo la comida francesa; apagas las luces, esta atardeciendo y enciendes velas… cenaremos a media luz al atardecer y aunque ya lo hice un par de veces con alguien a quien amé con todo mi corazón, ahora difiere en que César sí me ama y lo hace sinceramente, no miente. Cenamos mientras escuchamos una recopilación de Filippa Giordano, Emma Chaplin, Sarah Brightman, Inva Mulla Tchako y otras más, sigues con tus recopilaciones personales descargadas de Internet. ¡Qué rico te quedó! –Todo lo hice por ti, bien lo sabes- Respondes mientras me sonrojo y tomas mi mano, la besas, me miras fijamente a los ojos con los tuyos que son grandes y marrones… especiales, con una mirada mística y penetrante pero encantadora que es única de un César. Comienzas a recoger los platos. Salimos al jardín a fumarnos el cigarro post-cena que nunca debe de faltar mientras seguimos tomando champagne y platicamos… otra vez, como hace unos meses atrás me dices lo que sientes por mí, tú sabes que también me gustas mucho y que, a pesar de que somos muy diferentes, sabes que esa diferencia me llena y me encanta de ti, sin embargo, nuestros destinos estan marcados y difieren mucho –me voy contigo- me dices mientras brillan tus ojitos y sostienes mis mano, pero no, no se puede, debes terminar tu carrera, debes cumplir con tus padres… yo me voy a buscar mi futuro también, entonces me abrazas y me dices lo que alguna vez escuché gritar de tus labios hacia mí, un día antes de irme a Querétaro, yo también siento lo mismo por ti pero no creo que funcione, sin embargo, dentro de poco tiempo puede ser posible, tú terminarás tu carrera y yo estaré esperándote… espero que no sea tarde. Besas mis labios, tomas mi mejilla izquierda y mi mano derecha, luego me abrazas sin despegar tus labios de los míos, luego me ves a los ojos y me dices que me amas desde el momento en que Naay nos presentó, no sé qué responder, sin embargo me tomas de las manos y me vuelves a abrazar y después a besar, sé que eres sincero.

De repente, el viento cierra la puerta del jardín y nos quedamos afuera, comienza a llover muy fuerte, corremos, damos la vuelta a la casa y entramos por enfrente, ya estamos algo empapados, me siento en la sala mientras vas por unas toallas para secarnos, comienza a llover terrible, mi Daddy me manda mensaje para saber si estoy bien, le respondo que si, que estoy en tu casa. Se va la luz y la lluvia esta cada vez más intensa, rayos y truenos destellan y retumban por toda la ciudad, de repente me tomas, me abrazas, me besas, me tocas, te toco, te beso, te acaricio, ahí, contigo César, en el sofá de tu cama, compartiendo aquel sentimiento que nació desde hace tiempo y que hasta hoy esta presente, eres tan lindo, tan tierno, tan cuidadoso… me respetas, me acaricias, me besas, me siento seguro, protegido y tan frágil entre tus brazos fuertes mientras me demuestras lo que sientes por mí a cada momento, besas mi piel, acaricias cada parte de ella, tomas mis manos, besas mis deditos… hacemos lo que hace tiempo no pudimos, no sexo… amor, después de tanto tiempo nos deshacemos de tantas ganas de amar y de ser amado, tocas mi cuerpo, lo recorres con tus labios desde lo alto de mi espalda hasta la parte más baja, erizas mi piel… noche fría, qué calor.

No sé como llegamos a tu habitación pero ahí estoy, a tu lado, ambos acostados en tu cama, yo abrazado a ti, tú cobijándome con tus brazos, tú y yo desnudos, estas sudando tan sexy; besas mi frente y me pegas a tu pecho, tan tierno; escucho latir tu corazón y afuera el viento corre, las ventanas estan mojadas, por dentro y por fuera, veo de repente que de tus ojos comienzan a rodar algunas lágrimas –no, por favor, no llores- te digo mientras las seco con mis manos, me dices que no lo puedes creer, que no quieres que me vaya… lo siento César, no puedo quedarme aquí, tengo que irme, me esperan mis estudios universitarios, un trabajo, una vida por cumplir, un camino por recorrer, me dices que me amas… César… yo también pero tenemos que vivir lo que nos toca, tal vez después la vida nos de el privilegio de ser algo más que amigovios, a ser algo más, a ser lo que yo quiero ser de ti y tú ser lo que quieres ser de mí, pero sólo hasta entonces… hasta entonces, César.

Después de un tiempo te quedas dormido, yo miro por la ventana como las nubes se disipan y entonces disipo mi mente, pienso… sólo pienso…

Viernes 7 de septiembre, 2007 [03:21 a.m.]

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