L'Imperatore Y El Piccolo Principe [Parte 7]



[ Piccolo Principe's Simple Life. Part 2 "El Charrito Mexicano" ]



“disculpe, disculpe, ¿podría llevarme a Conchas Chinas, por favor?”

Paristtney acababa de llegar a Vallarta y ya le parecía fabuloso, por la ventanilla del taxi veía el azul de una playa latina, la arena, el viento caliente, húmedo y pensaba “chicos guapos en bikini…”.


“En el 115, por favor”, decía mientras el taxi paraba y él bajaba viendo la hermosa vista que iba a tener desde ése día en adelante, “muchas gracias, señor” decía, mientras pujaba por bajar la última maleta del taxi.

Entró a su nuevo departamento y comenzó a imaginarlo, a diseñarlo y a pensar qué iba a ser de su vida a partir de ése momento. Pensaba en poner un negocio pero no sabía de qué… “¡ya sé! ¡Una boutique de ropa! Pero no será una boutique cualquiera… no, no… será muy con el glamour clásico europeo pero con la frescura y novedad de lo americano y lo sexy de lo latino… se llamará… ¡Lipstick Boy! ... va muy conmigo” y así continuó ideando su nuevo proyecto de vida, ahora en México.

Las siguientes semanas se dedicó a buscar locales en la zona gay de Puerto Vallarta, pues vaya que su negocio iba enfocado hacia un público en específico, o sea, su público, gente como él. Compró periódicos para buscar locales en renta o venta; además se puso en contacto con sus amigos diseñadores de alta costura para comenzar a llenar su espacio. En cuestión de 1 mes y medio, su negocio ya estaba listo para abrir, la tienda más trendy en Vallarta estaba lista para abrir sus puertas y, una noche anterior, encerrado en su nuevo local, se compró una botella de Champagne y brindo solo, pues no conocía a nadie en ése lugar, pero él era feliz; la vida le estaba enseñando lecciones que lo hacían crecer y madurar como ser humano, sin que él tuviera la menor idea de lo que estaba aprendiendo… a valerse por sí mismo.

Al día siguiente, Lipstick Boy estaba abierto, la gente, admirada, pasaba y miraba, entraba, veía y conocía, pues nunca habían visto una boutique tan exclusiva en ése lugar: Prada, Fendi, Dior, Louis Vuitton, Chanel, Jasper Conrad, Stella McCartney, BCBG MaxAzria, Abercrombie & Fitch, Burberry Prorsum, Bvlgari, DKNY, Givenchy, Gucci, Pucci, Armani, Etro, The United Colors Of Benetton, Kenneth Cole, Lanvin, Armani, Lacoste, Miu Miu, Ferragamo, Chloé, Chopard y demás marcas, pero como principal item: Dolce & Galbana, pues tenía gran impacto en el mundo gay que, era la novedad. Paristtney sabía que necesitaba urgentemente ayuda extra, así que puso un anuncio de “se solicita empleado (a)” en la entrada del negocio y en el periódico. El primer día fue sencillo, ni una sola venta tuvo, pero no se desanimaba; el siguiente día abrió y ahora sí, tuvo venta como no se imaginaba, pues la voz se había corrido y ahora ya todos sabían de la súper boutique en la zona gay. Ése día, mientras estaba en un momento en que no había alguien en la tienda, entró un tipo… “disculpe, vengo por lo del anuncio de que solicita empleado” Paristtney estaba de espaldas, acomodando unos jeans en la parte alta de stand, pero cuando escuchó aquella voz, volteó y se sorprendió por lo que vio que casi se desmaya del impacto: tenis, jeans ajustados, hebilla enorme, camisa a cuadros y gorra; asustado pensó “¿qué es esto?” pero respondió rápido tratando de ocultar su sentir… o pésame, “hola… este… mmm… si, solicito personal… este… ¿traes solicitud?” el joven respondió afirmando, y se la entregó, Paristtney la miró… “bueno, mira… Adrián… espero que sepas acerca del giro, por el momento necesito alguien urgentemente que me ayude con las ventas, esta es una boutique de ropa muy exclusiva, la primera en Puerto Vallarta, por lo tanto se satura en clientes y eso que es la primer semana, por lo mismo, exijo una muy buena imagen, sinceramente la tienes, pero así como que en bruto; así que necesitas un extreme make-over urgentemente, pero por el momento, lo que me importa es que sepas acerca de esto, ¿sabes acerca de diseñadores o que recomendar a un cliente? A parte… ¿sabes inglés?” el chico respondió afirmadamente, de marcas no sabía mucho, pero por lo que decía en su solicitud, se veía que venía de familia con mundo, por lo tanto, entendía del giro, además, era de Monterrey, el primer mundo mexicano, así que algo tenía que tener en el cerebro acerca de donde estaba a punto de ser contratado, y sí sabía inglés; por eso, sobre esos parámetros y tomando en cuenta lo urgente que era para el Príncipe el apoyo, lo contrató, le explicó todo sobre su pago las prestaciones y Adrián aceptó. Rápidamente lo metió a la sala privada que Paristtney tenía para su uso personal y le pasó ropa: Vans gris con blanco, jeans azul ultravioleta deslavados, cinto tricolor blanco, negro y azul y blusa de algodón striped rosa con gris en cuello V, todo de The United Colors Of Benetton, y una camisa rayada fina en gris con blanco de Tommy, le quitó la gorra y le soltó el pelo, acomodándoselo al estilo despeinado, muy en Julian Casablancas de The Strokes en el video de Reptilia… salió y Adrián era una persona totalmente diferente; por su altura y cuerpo bien torneado, parecía modelo. Paristtney se quedó admirado y entre sí, pensó sonrojado “me arrepiento de lo que pensé, ¡Me arrepiento de lo que pensé! ¡Me quedo con él! sólo hay que pulirlo un poco, que se le quite lo bruto… pero ¡wow, qué bien se ve!” lo sacó al piso de ventas y Paristtney le comenzó a platicar acerca de cómo atender al cliente y cosas así, además de sus comisiones de venta. Entraron más clientes y así pasaron la tarde hasta que la noche cayó.
A las 10pm la tienda cerró, todo estaba hecho un desastre, pues no habían parado de vender en toda la tarde; terminando de pagarle las comisiones a Adrián, Paristtney le permitió irse, pero Adrián se negó, le dijo que se podía quedar a ayudarle a ordenar la tienda, argumentando que traía auto; el Príncipe se quedó sorprendido y admirado, pues no podía entender por qué un niño bien regiomontano estaba pidiendo trabajo en Puerto Vallarta, así que entre la plática, Paristtney le preguntó qué onda con él, qué hacía hasta allá si se veía que vivía bien, a lo que Adrián le respondió mientras seguía acomodando los outfits “mi familia es una familia adinerada en Monterrey, yo vivía bien con ellos, estudiaba arquitectura en Houston y todo estaba muy bien, hasta que les comenté que mi sueño siempre fue ser futbolista, me gusta mucho el fútbol, pero la idea a ellos no les pareció, menos cuando les comenté sobre mis preferencias sexuales, así que, desesperado, me vine con mi, ahora exnovio, a vivir a Vallarta, pues él es de aquí, además a él, su familia lo acepta muy bien, el auto que tengo me lo traje, pues es mío, y en él todas mis pertenencias; me vine por amor a él y por ganas de ser libre, lejos de la presión de “respetar” el apellido que tengo. Al comienzo fue un poco difícil, pero lo iba logrando, iba estabilizándome junto con él, pero luego las cosas cambiaron cuando él me dejó por otro tipo que le podía dar las cosas que yo antes le daba, pero en ese momento no se las podía dar… cosas materiales, pues como te darás cuenta, antes podía, pero ahora no, eso me sirvió para darme cuenta que no me quería en realidad, sino quería todas las cosas que antes podía comprarle, nunca le faltó nada que él me pidiera, siempre se lo daba; después de eso, terminamos; me salí de su casa y me fui a vivir solo, tengo un pequeño departamento en el Pitillal, a unos 30 minutos de aquí, luego entré a trabajar de mesero y go-go dancer en Oscars pero dejé el empleo por que, como es temporada baja en este momento, despiden gente; así es como llegué aquí, contigo” Paristtney se quedó callado, en su mente comenzaba a darse cuenta lo afortunado que él era al correr con otro tipo de suerte, el haber conocido a la Zarina quien siempre lo había apoyado y quien, a pesar de la distancia, lo seguía apoyando en sus decisiones y en todo lo que él realizaba. Terminando de acomodar y de darle indicaciones a Adrián para el siguiente día, Paristtney le ofreció un adelanto de lo que sería su pago semanal y cada quien se fue a su casa. Las palabras de Adrián daban vueltas y vueltas en la cabeza de el Príncipe, ahora comenzaba a valorar lo que su dura vida le ponía enfrente, ya nada era color de rosa como en el País de las Hadas, ahora había que luchar y sufrir por lo que se quería, pero se daba cuenta que él era un afortunado en el mundo de los mortales.


Los siguientes días fueron un caos, pues las personalidades eran totalmente diferentes y siempre se la pasaban peleando; a pesar de que Adrián hacía todo lo posible por dar lo mejor de sí, para el Príncipe nunca era suficiente, pues para él, Adrián era un naco carente de buen gusto y de amabilidad, era un bruto y lo sacaba de quicio; para Adrián, Paristtney no era nadie más que un niñito adinerado y caprichoso que no sabía qué hacer con tanto dinero, más que molestar a los demás con su actitud altanera y despótica. Durante un tiempo se odiaron a morir, pero ambos sabían que, por dentro, uno no podía vivir sin el otro, aunque les costaba aceptarlo. La tienda comenzaba a crecer y contrataron más empleados, además que Paristtney tenía la idea poner un café dentro de la misma boutique.

Una tarde menos pensada, casi oscureciendo, sin más ni menos y como caído del cielo, Marco Antonio visitó la boutique del Príncipe, “ciao…” entró saludando; el Príncipe en un instante reconoció ése timbre de voz que era indiscutiblemente de alguien que lo había marcado para siempre. “¿Marco Antonio? ¿Qué haces aquí? ¡Qué sorpresa!”, Paristtney se emocionó tanto de verlo ahí, sonriente y sin sus hermanas; corrió a saludarlo y a abrazarlo, pero… ¡oh, sorpresa!... él ya tenía a alguien más. Detrás de él entró un niñito muy finito y muy bonito, Paristtney se dio cuenta que algunos años ya habían pasado sobre él, lo miró y se comparó… ya no era el Piccolo Principe que antes era, éste nuevo niño que Marco Antonio tenía parecía ser Paristtney cuando se conocieron, como si lo hubieran traído del pasado al presente. Paristtney sólo agachó la mirada y sintió un dolor en el pecho que hicieron sonrojar sus ojos. Adrián sólo miró como Paristtney trataba de esconder lo punzante del dolor… “mi novio y yo venimos de vacaciones a México y me comentó Stefano y Domenico sobre tu boutique que es todo un éxito aquí, que les has hecho gran promoción en el nuevo continente y ahora me doy cuenta… diseñadores jejeje nunca cambiarás, bambino. Pero aquí traigo a un fiel seguidor tuyo, a mi novio, Luca, le encantan tus publicaciones en tu blog en Internet, dice que tienes muy buen gusto y pues para cumplirle el capriccio de conocerte, lo traje hasta aquí, no creía que yo te conocía pero ahora lo comprueba, es idéntico a ti” bajo una sonrisa hipócrita, se escondía un dolor inmenso en el corazón del Príncipe, le dolía saber que Marco Antonio ya lo había olvidado pero él no, quien mantenía una esperanza encendida para que Marco Antonio se fijara en él de nuevo. Después de platicar con Luca como si se conocieran de años, darle tips, compartir ideas, tomarse fotos, autógrafos y así; Marco Antonio y su novio se marcharon; en ése momento Paristtney se quebró y casi desvaneciéndose se dirigió hacia su sala privada mientras le ordenaba con desespero a Adrián que, por piedad, cerrara la tienda, nadie más dentro; Adrián, como pudo, terminó de atender a los últimos clientes con la ayuda de los demás empleados y entonces cerró. Paristtney sacó una botella de whisky, que preparó con agua mineral y hielos, encendió un cigarro, se tiró sobre un diván y comenzó a llorar como niño pequeño, no podía creer lo que había vivido momentos antes. Adrián, después de haber cerrado la tienda, entró con timidez a la sala y le dijo “weycito… aquí te dejo las llaves de la boutique… ¿quieres que te ayude en algo más?”, Paristtney, limpiándose las lágrimas como tratando de hacerle notar que no estaba llorando, respondió que no, que ya se podía ir; entonces Adrián, se dio la vuelta y camino hacia la salida… pero a pasos muy lentos como esperando a que Paristtney le pidiera algo más… “espera… charrito, ¿no quieres tomarte un whisky conmigo? Yo invito…”. Como estos dos no se aguantaban, siempre se ponían apodos, y por el tiempo que llevaban juntos, ya se habían acostumbrado a llamarse, no por su nombre, sino por sus respectivos nicks. Adrián entró a la sala, se sentó junto con Paristtney y entonces dijo “no sabía que guardabas vinos en el frigobar de aquí”; Paristtney respondió “precisamente los compré hoy en la mañana por que pensaba ocuparlos para una ocasión especial pero creo que se adelantó”. Adrián guardó un momento de silencio, quería preguntarle al Príncipe qué era lo que sucedía, pero no se atrevía, hasta que dejó la pena a un lado y le dijo, muy a su estilo “¿quién es ese wey que te hace llorar así y te pone tan mal?... no mientas, cabrón; por que por lo poco o mucho que te conozco, nunca te había visto así tan mal, y fue desde que llegó ese wey… dime, aquí estoy yo para escucharte, confía en mí… quién es ese pendejo?” – “ay charrito monta perros, nunca vas a cambiar… hablas tan soez que me asustas… pero en tu insistencia, te lo voy a decir…” respondió el Príncipe y continuó “…aquel “pendejo” como dices tú que acabas de ver entrar es, ni más ni menos que el Emperador Marco Antonio, él gobierna todo el Imperio Romano, Italia y así… ¿si sabes cómo, no?... bueno, él y yo tuvimos algo que ver hace mucho tiempo, pero nunca se dio nada, es un indeciso; lo malo es que yo si me enamoré de él y siempre guardaba una esperanza pensando en que algún día se iba a fijar en mí, pero no… creo que esa flama de esperanza se acaba de extinguir el día de hoy… y duele… y ¿sabes que me duele más? Que anda con un niñito idéntico a mí como cuando Marco Antonio y yo nos conocimos, los mismos gustos, los mismos gestos, el mismo cuerpo, los mismos ojos brillantes, puedo jurar que hasta la misma edad y pues si, era de suponerse… ya han pasado algunos años desde que el Emperador y yo nos conocimos y no han pasado en vano, creo que ya he crecido más de lo que me he dado cuenta y pues si, tenía que cambiarme por alguien mejor, más joven… eso es lo que me duele, que yo le pude dar todo lo que él pedía pero nunca me dio una oportunidad, mucho menos ahora que he cambiado bastante…” Adrián lo interrumpió diciendo “a ver idiota, ¿cómo piensas eso? ¿Qué no te das cuenta de cuantos weyes caritas y con varo darían lo que fuera por que tan solo los voltearas a ver?, tal vez para ése pendejo nunca fuiste nada, pero hay muchos mas weyes que valen más la pena que ese pendejo y tú los estas dejando ir por estar ahí de imbécil esperando una “oportunidad” que nunca vas a ver llegar, mejor deja de perder el tiempo y conoce más gente, date la oportunidad de que alguien más te quiera y te valore por lo que eres, por que muy aparte de tus ideas locas, plásticas, huecas, pendejas y superficiales… esta un niño muy lindo que… que… que yo daría lo que fuera por tener como novio” en ése momento Adrián tomó a Paristtney de un jalón por la cintura, lo acercó a él y le robó un beso, Paristtney se quedó en shock que no pudo responder el beso; Adrián entonces se dio cuenta y se sintió mal, azotó su mano en la mesa diciendo “¡puta madre, cómo soy pendejo!” y salió corriendo, Paristtney se tiró en el suelo a llorar… estaba confundido; por una parte estaba el absurdo recuerdo de Marco Antonio y por otro la firme esperanza de una oportunidad con alguien nuevo, Adrián; pero el Príncipe seguía aferrado al recuerdo del pasado. Tirado, en el suelo, con un whisky en la mano y meditando, finalmente se quedó dormido.

Al siguiente día, Paristtney se levantó por el tick-tack-ticking que sus empleados hacían en los cristales de la boutique, ellos veían a Paristtney recostado en el diván durmiendo, pues la puerta de la sala estaba entre abierta; éste, se levantó rapidísimo y corrió a abrirles, después de disculparse con ellos, preguntó sobre Adrián, pero los empleados dijeron que no sabían de él; rápido, Adrián le marcó a su celular que, al principio no contestaba, pero cuando el Príncipe estaba a punto de darse por vencido, Adrián le contestó. Paristtney le preguntó si no iba a asistir al trabajo, pero Adrián le respondió que renunciaba, Paristtney no entendía por qué, así que tomó un taxi y fue a buscarlo hasta la dirección que aparecía en la solicitud de empleo, mientras seguían charlando por teléfono. En 40 minutos ya estaba el Príncipe tocando la puerta de Adrián, éste abrió y comenzaron a hablar. Adrián le pidió disculpas por el atrevimiento que se había tomado la noche anterior de robarle un beso y así, pero que él ya no aguantaba más y que se lo tenía que decir… “estoy enamorado de ti, y no soporto verte como sufres por alguien que te puede ofrecer mucho más de lo que yo te ofrezco, pero te apuesto a que ni con todo su dinero te va a poder amar como yo lo podría hacer… y por eso renuncio, no quiero sufrir yo por ti, por que te quiero para mí… y no quiero verte sufrir por alguien quien no te podrá valorar nunca como yo lo haría…” en ése momento, el Príncipe lo cayó con un beso en los labios y luego le dijo “…es que yo también te quiero como tú me quieres mí, por favor, no me dejes solo” y Adrián le respondió con un beso mientras lágrimas de felicidad rodaban de sus ojos, luego Adrián le preguntó que cuál era el momento especial por el cual compró los vinos; Paristtney le respondió “para celebrar tu próximo cumple, charrito… pero creo que el momento especial se adelantó” y ambos rieron.

Aquel día se tomaron el día libre, se la pasaron disfrutándose el uno al otro, salieron a nadar a la playa, regresaron, se bañaron, se recostaron a ver películas, comieron helado, cenaron, hicieron el amor toda la noche a la luz de la luna y la sepia de unas velas. Desde ése momento, fueron felices, y aunque se seguían peleando, ahora se toleraban mucho más y su relación era más armoniosa. Adrián diseñó la cafetería de la boutique y Paristtney le puso el toque chic en la decoración y así, además que Adrián ya había puesto su escuela de fútbol infantil, todas las tardes se les veía entrenar a la orilla de la playa.

La vida era color de rosa, hasta el momento en el que Adrián decidió darle otro rumbo a su vida y entonces cerró el círculo con Paristtney. Adrián se enamoró de otra persona y pues, aunque también al Príncipe le dolió, no fue tan devastante como con Valgôr, pues esta vez, Adrián si le había dado la oportunidad de entregarse completamente y Adrián siempre lo amó en realidad al punto de entregarse de la misma manera en la que el Príncipe lo había hecho, plenamente. En ese momento, Paristtney entendió que ése círculo en su vida se tenía que cerrar y que vendrían cosas nuevas que también le podían dejar un buen sabor de boca.


*Si se parece a la realidad, pues no lo es... ha sido distocionada para ser adaptada a la historia.

CONVERSATION

2 Opiniones:

Anónimo dijo...

magistral continuidad de la historia del Piccolo Principe osea amigo!!! adoro leer la historia yo mejor que nadie sabe como y en donde va la historia pero... wow osea leerla através de estos pasajes llenos de creatividad y mágia! la hacen super fenomenal! osea te lo juro esto es simplemente
A-MA-Z-I-N-G MIL!!!
me encanta lo de la boutique!!! osea wow!!!! ya quiero leer la siguiente parte!!!

te adoro mi querido Imanol!!! ya sabes aunque soy Zarina y muy imperial soy tu fan!!!

Pd. Gracias por los fashion consejos!!!

el imperio se destaca por tener el mejor gusto... ya ves ahora la Zarina a cuantos trae pisando raya!!!
jajajaa
love you so much!!!

afectuosamente tu siempre amiga Беренис Имперская Царица!!!

y otra vez... Felicidades !!!!!!!!simplemente esta historia es genial!!!!!!!!!!!!1

Anónimo dijo...

wow...... questa storia e meravigliosa... non ho potuto leggerla tutta... ma ho letto soltanto qualque parti.... me-ra-vi-gli-o-sa jajaja... la seguiré leyendo después esta super... Marco Antonio L'imperatore del mondo jajja mais j'ai une nouvelle philosophie... je suis l'empereur de ma VIE.!!!!ya no creo q pueda conquistar cosas de hecho siempre he pensado en conquistar pero cosas inmateriales jaja no m gustan no sé si yo soy el del cuento pero aún así m gusta.. saludos y pasatela super..

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